Los dos cuerpos calcinados de las personas que perecieron dentro de la avioneta que explotó el pasado mes de septiembre entre Alto Chiquero y el Respingo, dentro el Parque Nacional Volcán Barú, fueron enterrados en una fosa común.
Nadie se presentó a reclamar los cuerpos que durante seis meses permanecieron en la morgue del Hospital José Domingo de Obaldía.
Hace menos de un mes, la fiscalía encargada de investigar el caso autorizó darle cristiana sepultura a los restos carbonizados.
Los cuerpos correspondían a las personas que iban como tripulantes en la aeronave que llevaba cocaína, y tras la explosión todo quedó prácticamente consumido por las llamas.
Se dio a conocer que las autoridades continúan la investigación sobre el suceso que causó revuelo en los alrededores de la comunidad, y entre los entes investigativos del país.
Cabe señalar que Panamá últimamente se ha convertido en un país donde se han decomisado grandes cantidades de drogas, provenientes de diversos puntos.