Panamá vive tiempos de auge funerario y aún así, observo a mucha gente negar más de tres veces la verdad. Percibo que la sociedad panameña en su conjunto tiene más miedo que Pedro, minutos antes que el gallo le cantara y que se niega a contradecir hasta en lo mínimo, los lineamientos de determinado jefecito de banda, policía, autoridad o leguleyo. Las tres negaciones de Pedro estaban escritas, pero el silencio y los aplausos hipócritas nuestros ¿cómo justificarlos?.. será que podríamos perder la vida, el trabajo, contratos o irnos a la quiebra ante la maquinaria retardaría de poderes ciegos y violentos.
En Panamá, la sociedad de hoy está igualita que en los tiempos de la Santa Inquisición y cuidado que un poquito peor. La jerarquía eclesiástica contaba con el poder intimidatorio de la implacable tortura, la mazmorra y la muerte lenta. Los maleantes de hoy, claro que son peores, pero no hay que temerles.
El pobre René Descartes, con tal de no sufrir la suerte de Galileo se autocensuró en ciertas implicaciones de su obra que involucraban la doctrina del movimiento de la tierra. No fue pendejo y razonó: "Para nada en el mundo en contra de la autoridad de la iglesia...Yo quiero vivir en paz y continuar la vida que he comenzado bajo el lema para vivir bien se debe vivir inadvertido (Sagan 1980: 115-116).
Pruebas que aquí, se tiran los principios al tiesto negando la verdad, con tal de no contrariar a nadie de la cúpula lo vemos a diario en ciertos asesores que trabajan para el bien del Estado que debiesen ser cabales en todo momento, pero tienen más miedo que San Pedro, Galileo y René juntos, si no, por qué nadie se atrevió a decirle al gobierno que no nombrase al ex cabo de las FFDD y deplorable ex ministro de Educación, embajador en España, no vaya a ser que el Rey en unos de esos afanes de la diplomacia le diga, enseñándole un coco kuna: ¡Sabéis el nombre de esta almendra? Y Cañizáles le conteste: Una micha de pan su majestad.