Eran casi las 8: 00 de la mañana de ayer, jueves, en la avenida Cuba, ciudad capital. Apenas se iniciaba el movimiento vehicular y de trabajadores, pero ya delincuentes se habían preparado en una esquina para hacer de las suyas.
Escondidos como gatos sigilosos estaban a la espera de su víctima: un vendedor de chances y billetes de la Lotería Nacional de Beneficencia, quien se disponía a efectuar un depósito de dinero en la sede principal ubicada en la avenida Cuba.
La víctima llegó en su auto y lo estacionó en la parte frontal de la institución, a un lado de la piscina Adán Gordón.
El hombre solamente hizo poner un pie fuera de su auto para que los maleantes lo atacaran sin compasión.
Un testigo del hecho dijo a "Crítica" que eran varios sujetos y que uno de ellos golpeó a la víctima con la cacha de un revólver en la cabeza.
Los sujetos lo encañonaron y le dijeron que les entregara el dinero o si no le iba a ir peor.
El afectado no opuso resistencia y entregó el dinero que ascendía a 3 mil 800 dólares en efectivo.
Los delincuentes huyeron del área en un vehículo Mazda color beige, cuyo conductor los estaba esperando a unos cuantos pasos de la escena del robo, informó una fuente.
No hubo gritos pidiendo ayuda. Ya el dinero estaba perdido, pero la víctima no puso en riesgo su vida.
QUEJAS
Al conversar con las personas que a diario pasan por el área o que tienen algún tipo de negocio informal en el sector, la primera queja fue la falta de seguridad en los alrededores de la Lotería Nacional de Beneficencia.
"A pesar de que en los alrededores se maneja mucho dinero y hay una gran cantidad de vendedores de chances y billetes, no hay policías en el área", aseguró una mujer.
Ella manifestó que de vez en cuando se presenta un policía de Tránsito para evitar accidentes en el área que es utilizada por vendedores que se paran casi en el medio de la calle arriesgando su vida al poder ser atropellados.
Los ciudadanos piden más vigilancia y presencia de efectivos de la Policía Nacional para evitar situaciones que lamentar y que los maleantes sigan haciendo de las suyas.