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TEMAS DE ACTUALIDAD
Dimensiones de un convenio
Reynaldo Núñez Montoto
El salón de reuniones del Consejo Económico Nacional, reiteradamente, se ha convertido en el escenario del que emanan grandes decisiones oficiales, todas ellas con impacto positivo en la comunidad. Una de esas acciones acaba de darse con la participación de la ministra de Educación, Doris Rosas de Mata, el de Economía y Finanzas, Norberto Delgado y Claudia Costin del Banco Mundial en la que se suscribió un contrato de préstamo por B/.35 millones para el proyecto de Educación Básica II. Dicho así, pareciera una actividad más de la que suele protagonizar el Banco Mundial, pero la dimensión de este convenio es inmensa, tanto por el volumen del capital a invertirse, como por los seres humanos y los sectores involucrados en el programa. Se trata de áreas que desde siempre han sido marginadas, de gente que ha vivido soslayada de los beneficios de la educación y de inmuebles que por su condición, no llenan expectativas pedagógicas ni invitan al estudio. El convenio, de acuerdo a los planteamientos de los principales protagonistas que lo suscribieron, prevé la rehabilitación de 267 escuelas de enseñanza básica que están ubicadas precisamente en sectores en donde el impacto de la educación ha sido deficiente por su inaccesibilidad, justo donde se erigen focos de pobreza y pobreza extrema. El programa, que tienen un período de ejecución de cuatro años, 2001-2004, y que demandará una contrapartida del Gobierno Nacional del orden de los B/.24.0 millones, tiene como meta mejorar la calidad de la educación básica en Panamá, haciendo permisible el acceso equitativo a la enseñanza pre-escolar e inicial que actualmente no se están dando en los sectores rurales del país. Con esa visión, estarán involucrados 185 corregimientos que aparecen en el mapa de la pobreza elaborado por el ministerio de Economía y Finanzas, a raíz de la Encuesta Nacional de Niveles de Vida, como áreas que demandan aportes en materia educativa. Al tenor de las palabras del titular del MEF, las proyecciones del programa, además de actualizar, ampliar y extender la telebásica a los sectores tradicionalmente marginados, pretende evitar la deserción escolar, reducir el analfabetismo rampante que existe en esas áreas, propiciar la escolarización y eliminar el deterioro de la ciudad de la educación que se percibe. Además de los beneficios apuntados, existen dos coyunturas que jamás habían sido tocadas y que ahora se darán para beneplácito de los beneficiarios; el programa beneficia directamente a 37 mil estudiantes indígenas de nivel primario quienes recibirán material didáctico bilingüe, al tiempo que los educadores tendrán a su alcance insumos didácticos para facilitar el proceso enseñanza-aprendizaje. Lo otro es que se contempla, dadas las limitaciones económicas de esos grupos, el otorgamiento por varios años, de 24 mil becas para estudiantes de primaria y pre-media. Como complemento se desarrollará un programa de educación a distancia que cubrirá, prioritariamente, esos sectores lejanos en los cuales se fortalecerán las instalaciones de 30 centros educativos. Como podrá apreciarse, el Proyecto de Educación Básica II tendrá repercusiones profundas en la educación panameña y en el 2004, cuando concluya, tendremos una población rural e indígena con los conocimientos básicos necesarios para incorporarse, en igualdad de condiciones con el resto de la población escolar, a ese grupo que superando al analfabetismo, se convierte en ente capaz de producir para él y por Panamá.
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