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Recuerdo cuando hace una década atrás, Jean Betrand Aristide, un ex sacerdote católico pro demócrata, pedía la salida de Raúl Cedras y de la cúpula castrense en Haití. Por presión de EEUU y la OEA, Cedras huye a Panamá y deja el poder a las fuerzas que supuestamente defendían la democracia.
Hoy, parece que la historia se repite con el mismo Aristide. Ahora él es el cruel dictador que, con sus secuaces y frentes paramilitares, no desean abandonar el poder y reprime a los opositores que exigen elecciones sin que el actual mandatario se reelija.
Es una lástima que Haití, la primera democracia de América, la nación que fue también ejemplo para los criollos latinoamericanos en el Siglo XIX para declarar la separación de las colonias de España, esté hoy en medio de la peor crisis social y económica.
Tres millones de pobres están pasando páramos y no ven la realidad de que la ayuda llega para salvarlos.
El consejo de naciones del Caribe intenta ahora buscar una salida democrática a la crisis de Haití. De seguro, Aristide no saldrá del poder y emulará a los otros que se empecinaron en defender una causa perdida que ni ellos mismos creen. |
