Un sistema es la integración a un proceso de muchos factores interventores en la realización de cualquier función, en la que esos elementos coadyuvantes con positiva intención se suman elogiosamente intentando evitar el colapso del trabajo para quien se ha organizado.
El caso que me preocupa es el relativo a la educación nacional, ministerio que a través de los años siempre ha recibido uno de los presupuestos más elevados del engranaje económico nacional. Razón constituyente para que sus resultados, ya a esta altura, se puedan sopesar con amplias y obsesivas evidencias en el desenvolvimiento objetivo de la nación. Sujeto al análisis estimable tengo que atormentarme, ya que los efectos obtenidos por la metida de tantas manos en el plato que solo sirven de arrebato, nos apabullan. Toda una oscuridad destierra la claridad, vulnerando sin dudas el sistema social.
Hoy nos levantamos denigrados por los resultados de una encuesta realizada a nivel continental y mundial, ¡ay, hasta dónde hemos llegado! La ignorancia nos sepulta bajo sus escombros ignominiosos y repugnantes, según lo denunciado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en el que el desempeño nuestro alcanzó lo tristemente célebre en el renglón de la lectura, matemática y ciencias, ocupando un segundo y peor lugar en todo el continente y el tercer peor de 65 países evaluados.
No sé qué vara mágica puedo recomendar cuando la adición de 1+1=3, esto es llanamente desconcertante, el mar del colapso en incorregible sublevación imparable nos engullirá para siempre. Mi alma se muere de sed de expiación. Una confesión no es otra cosa que una liberación y a ella tenemos que acudir en busca de la rectificación, como regla única omnipresente de efectos hechiceros. Este testimonio doliente me ha dejado enteramente devastado.