Equus no llenó las expectativas en 1998

Amett Pérez K
Crítica en Línea

A pesar de iniciar su gestión con mucho entusiasmo, la empresa Equus Entertainment de Panamá S.A. no llenó las expectivas que había creado el 31 de diciembre de 1997, cuando se dio la transición en el Hipódromo Presidente Remón de administración pública a privada, la cual marcó una nueva era para el hipismo nacional.

Mostraron una disposición admirable en cuanto a la remodelación de las dos tribunas, los paddock cubierto y al aire libre del coso juandieño. También se cercó por completo el entorno de la institución hípica, en fin se le dio otra cara a la fachada del hipódromo.

Se reanudaron las carreras locales ante un contagioso entusiasmo del público que se dio cita a las instalaciones del Hipo-Remón para apreciar una programación donde cada uno de los eventos tenía premio fijo, aunque solamente estaba habilitada la tribuna grande. Además ya se conocía de un calendario clásico de 805 mil balboas, pero desde el principio la empresa administradora tuvo que "hacer las cosas a la carrera", tales como haber arrancado con el simulcast sin tener en blanco y negro el reglamento de apuestas, situación que por poco se repite para el 14 de febrero, sin embargo pudieron salvar ese escollo.

Luego de ello, las cosas comenzaron a salirle mal, ya que se apuraron mucho en lo que respecta a dar a conocer la fecha de la reinauguración; llegó el 22 de marzo y se desplomaron las paredes de madera del tablero totalizador producto de una ráfaga de viento. Después se atrasaron los trabajos de la tribuna chica y de otras partes que no pudieron concluirse para mediados de febrero.

Por tal razón la fecha de la reinauguración se atrasó para el 17 de mayo y en efecto se dio un tremendo lleno y se coronó una semana con la mayor apuestas hasta ese momento en el Hipo-Remón en 1998.

Hay que resaltar que se le dio a los jinetes un seguro de vida colectivo y la empresa les obsequió catorce chalecos de protección.

Pero luego de ello se dio las destitución del puertorriqueño Rafael Otero, Gerente General y lo reemplazó el panameño Rafael Fernández, quien era el Gerente de Operaciones, sin que se diera una explicación convincente.

Pese a que el hipódromo en sus tribunas, paddocks, inclusive la pista de carreras había tenía una cara diferente, las apuestas no mejoraban en sentido general, probablemente porque seguían corriendo los mismos ejemplares, la mayoría mediocres, razón por la cual se bajaron los premios tanto de los eventos regulares como clásicos.

Cuando la empresa se disponía a inaugurar un nuevo sistema eléctrico sucedió lo inesperado, se tuvo que posponer la cartilla del jueves para el viernes, porque descubrieron daños que tenía el anterior que era obsoleto.

Además de ello proseguía la espera del nuevo tablero totalizador, pero en el largo interín se dañó el "tele-timer", así como también los gremios hípicos protestaron para que se mejorara la comunicación entre ellos y la Equus, también por el acolchonamiento de la pista de carreras, al igual por la falta de agresividad en el mercadeo para el incremento de las apuestas.

La Junta Directiva de la Equus Entertainment aceptó la petición de los dueños de presentar 27 carreras "en vivo" por semana, concediéndole un préstamo de 200 mil dólares.

Pero también se dieron hechos realmente negativos, como la forma irrespetuosa como se refirió el señor Jim Wilson hacia los dueños y preparadores por reclamar la reparación del área de establos, una de las promesas de la Equus que todavía sigue en pie.

El cambio inexplicable del evento de mayor tradición de la hípica nacional cuando se le puso Clásico Cerveza Panamá-Independencia al corrido el 3 de noviembre con banderitas que no eran de nuestro tricolor alrededor de toda la pista del Hipódromo Presidente Remón.

Hubo un número considerable de importaciones, especialmente de caballos estadounidenses como chilenos de 2 años, tanto de la Equus Entertainment como de dueños de caballos que asistieron a las subastas en el Norte. Pero se llevaron para los Estados Unidos a buenos ejemplares dosañeros y uno que otro de más edad.

Por fin, el nuevo tablero totalizador comenzó a funcionar completamente y eso fue el 28 de noviembre, cuando se corrió como evento estelar el Clásico Cuerpo de Bomberos de Panamá.

A pocos días de concluir la temporada 1998 se tuvo que cancelar la octava carrera del sábado 26 de diciembre debido a que las portezuelas del partidor automático no se abrieron al unísono y varios ejemplares se quedaron trabados, según dijeron los comisarios.

Al finalizar este primer año de gestión administrativa la Equus estaba a la espera de que se modificara el reglamento de apuestas como "5 y 6" (pick/6), trifecta y cuatrifecta. La primera de ellas por el inminente fracaso en lo que respecta a la jugada, ya que para nada logró ser lo suficientemente llamativa para atraer a la afición que gusta de excelentes dividendos y esos grandes acumulados.

 

 

 

 









 

Pese a que el hipódromo en sus tribunas, paddocks, inclusive la pista de carreras había tenía una cara diferente, las apuestas no mejoraban en sentido general, probablemente porque seguían corriendo los mismos ejemplares, la mayoría mediocres, razón por la cual se bajaron los premios tanto de los eventos regulares como clásicos.

 

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