OPINION

CUARTILLAS
Relacionista

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Por Milciades Ortíz Jr.
Catedrático

Tal vez sea el Relacionista Público uno de los profesionales más importantes para el buen funcionamiento de una institución o empresa... y a la vez el más incomprendido. Muchas veces son los mismos jefes y ejecutivos los que no entienden el valioso recurso humano y técnico que es el Relacionista Público.

Pero contra viento y marea, ya la escuela de Relaciones Públicas de la Universidad de Panamá ha graduado a más de setecientos de estos profesionales, en menos de cuarenta años de existencia.

Sucede que muchos creen que el relacionista es simplemente el encargado de poner al jefe en las primeras páginas de los periódicos.

Actualmente se forma a un relacionista que sabe muchas disciplinas técnicas y científicas, que le permitirán realizar su delicada labor.

Al comienzo de esta profesión, en Estados Unidos, se pensó que "el público tiene derecho a estar informado". De allí surgió la idea equivocada que el relacionista solamente es un "gacetillero", que lleva noticias almibaradas del sitio donde trabaja, especialmente del jefe.

De la información se pasó al concepto de imagen (percepción), de la empresa. Luego se habló de participar en el logro de los objetivos de empresa o institución. Ahora se refiere a su obligación de permitir una buena comunicación organizacional.

Pero, repito que en Panamá muchos jefes no saben qué puede hacer o para qué sirve un Relacionista Público. Y a veces, hay que aceptarlo, algunos de ellos han cometido errores que les costaron el puesto. Voy a referirme a varios de estos casos... ¡para que no se repitan!

En una institución hay de jefe lo que se conoce popularmente como "viejo verde". Toda muchacha que ingresa a la institución sufre el asedio de este señor, quien tal vez piensa que con esas jovencitas mantendrá su juventud sensual.

Pues bien, la relacionista recibe a una asistente jovencita y piensa que es "su deber" advertirle sobre el jefe "levantón". El jefe logra conquistar a la joven y ella le cuenta toda la "advertencia" que le hicieron. Resultado: botaron a la relacionista pública que habló mal (o bien, según sea su punto de vista) de su jefe "viejo verde".

En otra institución el relacionista (varón) decidió circular todos los bochinches. Fue tan bien realizado su "trabajo" que en poco tiempo la institución era una "olla de grillos".

Por supuesto que tuvo que irse el bochinchoso relacionista, ya que él debe buscar la concordia entre el personal y no lo contrario.

Pero la política es una de las actividades que obstaculiza la labor del relacionista público. Para conseguir ese empleo hay que "ser del partido", un buen copartidario, etc.

Uno que era copartidario tuvo la osadía de comentar que no estaba de acuerdo con lo que se hizo en la presidencia... y el jefe se enteró... y más rápido que ligero. "Pa´fuera", por desleal!

Y en otro caso el relacionista se negó a conseguirle "secretarias" al jefe, ya que dijo que eso no se lo habían enseñado en la Universidad. Y el tarugo del jefe lo botó porque pensaba que ese funcionario estaba allí para "satisfacer los deseos del patrón".

(continúa)

 

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