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La Tierra recibe al 2000 con derroche pirotécnico
Agencias
Internacionales
Los terráqueos celebraron la llegada del emblemático año 2000, anuncio del tercer milenio, con derroches pirotécnicos que congregaron a millones de personas en Río de Janeiro, México, Londres, Nueva York, Berlín, Hong Kong, París, Sydney, Valparaíso. Y nada perturbó el ambiente festivo en el planeta: ni el tan temido efecto 2000, ni las eventuales averías en las centrales nucleares, ni el terrorismo de cualquier signo. Tres millones de personas en la playa de Copacabana, tres millones en distintos puntos del centro histórico de ciudad de México, más de dos millones y medio en Londres, casi dos millones en Berlín, más de un millón en París, un millón en Valparaíso y un millón en Syndey, celebraron la llegada del 2000. Pero la fiesta latinoamericana más larga se desarrolló en Ciudad de Panamá, desde que en la tarde del viernes Estados Unidos le devolvió el canal que construyó y controló durante 85 años, y su presidenta Mireya Moscoso izó la bandera panameña del mástil donde ayer jueves fuera arriada la de Estados Unidos. En Europa, el papa Juan Pablo II saludó desde una ventana del Vaticano al nuevo milenio ante 100.000 peregrinos, la torre Eiffel se transformó en un géiser de fuegos artificiales, la puerta de Brandemburgo en Berlín se recortó contra un cielo de fuego, las riberas del Támesis en Londres se iluminaron en una extravaganza pirotécnica y un diluvio de fuegos artificiales y confetis cayó sobre Times Square, en la fiesta más grande en la historia de la gran manzana. En 24 horas de frenesí, un tras otra las capitales y las principales ciudades del mundo, empezando por Auckland, Tokio, Seúl, Pekín y Hong Kong, rivalizaron en efectos pirotécnicos y congregaron a millones de personas para saludar la llegada del mítico 2000. Por el contrario, la desesperanza prevaleció en Venezuela, sobre todo entre quienes perdieron a sus seres queridos y sus hogares en la tragedia causada por los aludes que mataron a entre 20.000 y 50.000 personas, quienes se preguntaban cómo comenzar de nuevo. Miles de panameños recibieron en las calles de su capital, en medio de bailes y juegos pirotécnicos, la llegada del año, "embriagados" de soberanía, por haber recibido al mediodía del 31 de diciembre el Canal de Panamá. Poco antes del 2000, el presidente Bill Clinton instó a entre 100.000 y 300.000 norteamericanos que se congregaban en el Mall, la gigantesca explanada de los grandes monumentos de Washington, a compartir con el mundo entero los beneficios de la modernidad. Ante 100.000 peregrinos que colmaban la plaza de San Pedro, el Papa anunció: "En el gran reloj de la historia suena una hora importante: comienza en este momento el año 2000, que nos introduce en un nuevo milenio. Para los creyentes es el año del Gran Jubileo". En Belén, lugar de nacimiento de Cristo, unas 20.000 personas se reunieron en la plaza del Pesebre, cerca de la basílica de la Natividad, donde se soltaron unas 2.000 palomas bajo las luces y rayos láser antes de los fuegos artificiales. En Moscú, desde el Bolshoi, donde el palco presidencial quedó vacío, hasta la Plaza Roja, donde las pantallas gigantes difundieron el último discurso del renunciante Boris Yeltsin antes de las doce campanadas de medianoche, decenas de miles de moscovitas recibieron al año 2000 marcados por la sorpresiva renuncia del mandatario. Sin dejarse amilanar por la lluvia, 3 millones de cariocas, en su mayoría vestidos de blanco como lo requiere la devoción a la diosa afrobrasileña del mar Yemanjá, quedó extasiada ante un grandioso espectáculo pirotécnico con 11 toneladas de fuegos artificiales, que duró 20 minutos. Una multicolor fiesta mestiza dominó la celebración de casi tres millones de mexicanos que cruzaron el Centro Histórico de Ciudad de México en el último día del año al celebrar el arribo del año 2000. En la plaza del Zócalo, más de 100.000 mexicanos le cantaron las Mañanitas al nuevo año al son de los mariachis. Miembros de la guerrilla indígena zapatista recibieron el 2000 con un baile popular en la selvática y remota comunidad de La Realidad, en Chiapas, donde escucharon un mensaje de las bases de apoyo de los insurgentes en el que se reclamó "basta de esclavitud, de feudalismo, de neoliberalismo". En Nueva York, en un ambiente festivo, dos millones de personas apretujadas detrás de las barreras de seguridad realizaron a gritos el conteo regresivo de los últimos diez segundos de 1999, antes de estallar en gritos de júbilo, mientras comenzaba una lluvia de confetis y fuegos artificiales por encima de los enormes carteles publicitarios. Un millón de chilenos aclamaron el 2000 en el puerto de Valparaíso, donde veinte toneladas de fuegos artificiales fueron lanzados sobre la bahía, mientras medio millón festejó en Santiago. Cerca de 50.000 colombianos celebraron con un espectáculo de fuegos artificiales en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, donde se concentraron desde la tarde del viernes para asistir a un baile amenizado por diez orquestas. Sin festejos y cumpliendo una tregua, la principal guerrilla colombiana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxista), recibió el Año Nuevo en San Vicente del Caguán, sur del país, epicentro del proceso de paz que adelanta con el Gobierno del presidente Andrés Pastrana. En Pekín, el presidente chino, Jiang Zemin, abrió las ceremonias encendiendo la "llama sagrada de la nación china" y celebró sus 5.000 años. Uno de los puntos fuertes de la Nochevieja fueron los espectáculos organizados a lo largo de la Gran Muralla china, en el norte del país. En Hong Kong, aproximadamente 1,2 millones de personas invadieron las calles de la ex colonia británica para presenciar los fuegos artificiales en una fiesta que recordó la de la restitución de Hong Kong a China en julio de 1997. Nelson Mandela, uno de los gigantes del siglo XX, celebró el nuevo milenio encendiendo una vela, una "llama de libertad" en la celda de Robben Island donde transcurrió 18 de sus 27 años de detención bajo el apartheid.
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