Ajustado a nuestras tradiciones y a nuestra sólida raigambre hispanoamericana, el hidalgo y noble pueblo panameño recibe, con supremo júbilo y caras de esperanzas, el advenimiento del Año Nuevo, con los fervientes anhelos de que este traiga mayor justicia social, bienestar socioeconómico y político, salud, trabajo, vivienda y salarios adecuados, mejor educación en todos los niveles, la consolidación de nuestra soberanía, nacionalidad y democracia, el debido respeto a los derechos humanos y autodeterminación de los pueblos.
Aunado todo ello, con los vehementes deseos, que tengan vigencia plena nuestra Constitución Nacional, nuestro Código de Trabajo y nuestra legislación.
Gobernantes y gobernados, sin distingos odiosos, solo con el sincero y patriótico interés de servir a la Patria, tenemos el deber ineludible de enfrentarnos al reto del destino de buscarle justa solución a la agobiante problemática nacional.
Tomar las medidas necesarias para fortalecer nuestra economía nacional, atenuar a lo máximo la desocupación, los salarios paupérrimos, la carestía de la vida, eliminar el auge de la violencia, criminalidad y la corrupción.
Al recibir el Año Nuevo, pletórico de caros anhelos de que nuestros sueños y sentidas aspiraciones se hagan realidad, nosotros los istmeños, a pesar de las adversidades presentes y futuras, no hemos perdido la fe, y, en nuestra condición de panameños y cristianos, nos estamos enfrentando valientemente a los crueles embates y penurias de nuestra existencia y augusto destino, en procura de buscarle feliz solución a nuestra problemática nacional.
Con fe firme en el porvenir, gobernantes y gobernados unidos, contando con la bendición de Dios, debemos ser estoicos y contribuir afanosamente con nuestros esfuerzos físicos y mentales a la consolidación de los excelsos ideales, virtudes y elocuentes y dignas manifestaciones de la eterna y noble panameñidad.
Este es el glorioso sendero que nos conducirá a la felicidad, al bienestar y a la exitosa cristalización de nuestra emancipación social e independencia económica.
¡Que Panamá y todos los istmeños gocen de la bendición y protección del Dios de todas las naciones y que todos disfrutemos de una dichosa y alegre Navidad y de un feliz y próspero Año Nuevo!
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