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Panamá es un país hermoso donde podemos celebrar nuestro primer centenario con grandes luminarias del pasado pero también en el presente. Somos un país bello, donde todo fue esplendoroso, con la excepción de la clase política, que por la ambición de poderes condujo a un 11 de octubre de 1968, pero hoy renace la búsqueda de nuestra verdadera idiosincrasia como pueblo y nación.
Por eso, nos sentiremos orgullosos de tener a nuestra primera mujer Presidenta y ella haya recibido nuestro trofeo de lucha generacional, el canal interoceánico ante la mirada del mundo, en momentos en que muchas partes del orbe se cercena el derecho de la mujer.
Tenemos a Ricardo Arias Calderón, quien enfrentó la doctrina totalitaria, ocupando la presidencia de la Democracia Cristiana, en un periodo de trascendencia histórica, recibiendo el respeto y el reconocimiento internacional. Llegó a convertirse en uno de los grandes de la intelectualidad hasta entre los ideólogos del viejo continente.
Hablar de Rubén Blades es hablar de la grandeza poética del género de la salsa, le dio grandeza y contenido, su figura armada en todos los rincones de la tierra, en especial en Europa y las Tres Américas.
También haciendo justicia al donaire y belleza de la mujer panameña Justine Passek, nos engalanó siendo Miss Universo, complementando el mosaico de personajes destacados de nuestra Patria.
Hablar de Roberto "Mano de Piedra" Durán es hablar del gran gladiador, no sólo de Panamá sino de América Latina. En ese mismo orden, Mariano Rivera en el béisbol nos ha dado alegría y ha lucido para el mundo la bandera nacional por la Quinta Avenida de Nueva York.
No podemos dejar a Laffit Pincay, jinete entre jinetes, con récord mundial muy difícil de alcanzar. Somos una nación con una genética de triunfadores, quizás no somos conscientes de ellos, de haber nacido en un gran país que tiene mucho que dar. |
