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La posiciones que usas para sentarte o pararte son importantes en tu salud, ten cuidado con ello. Foto Ilustrativa  |
Si un especialista pudiera grabarte con una cámara oculta durante las actividades que realizas diariamente, y a partir de ahí analizara tus movimientos, gestos y actitudes, seguramente te llevarías una gran sorpresa.
Para empezar, podrías darte cuenta de que muchas de tus posturas son incorrectas. Para quienes permanecemos sentadas durante largas horas, los tradicionales dolores de espalda son un coco, sin descontar las molestas llantitas que cría la mala postura, y la deficiente circulación en las piernas.
Nuestra columna vertebral es una de las maravillas de la naturaleza. No sólo le da eje a nuestro cuerpo, sino que nos permite mover las extremidades. Su arquitectura es perfecta y la verdad es que no le damos el trato que merece.
Muchos de los movimientos que llevamos a cabo durante el día son de gran agresividad para la columna. Como es natural, con el paso de los años el problema se va agudizando. Si al principio no duele, es muy probable que llegue el día en que levantarnos de la silla o de la cama, ya no sea con el juvenil resorte que nos caracterizó años atrás, sino con algo similar al ahogado gemido de las piezas mal aceitadas.
La cosa se complica para quienes sumamos a la mala postura algún defectillo de nacimiento: pie plano, leve desequilibrio de cadera, una pierna más corta que la otra... Y qué decir de los daños accidentales provocados a los discos, vértebras y músculos. Si a esto le sumamos el desconocimiento de prácticas sanas... Fíjate, según los especialistas las reinas de las broncas en la columna son esclavas de las zapatillas, del tacón de aguja y de los monísimos pero poco prácticos zapatos sin talón.
Pocas son las mujeres que se precian de tener una excelente y cultivada postura al sentarse o al caminar. En el hábito de sentarse bien, no se sabe a ciencia cierta qué fue primero, si el huevo o la gallina: no nos mantenemos derechas "por los problemas en la columna", y por no tener la postura adecuada tenemos problemas en la columna...
EL AGRESIVO ENTORNO
Influye también, y en especial durante la juventud, que no descansamos las ocho horas completa y profundamente, ni nos preocupamos mucho por la postura que debemos mantener al dormir para no perjudicar a la espalda. A la mañana, el simple hecho de brincar bruscamente de la cama está catalogado como el primer mal hábito. Pero hay más. Nos metemos a la regadera con prisas, los movimientos al enjabonar son rápidos; del secado ni qué decir. |
