Los gremios docentes amenazan ahora con retener las notas del tercer bimestres próximo a concluir.
La pregunta que surge es qué culpa tienen los estudiantes de la polémica que mantiene la dirigencia magisterial con el Ministerio de Educación.
El país ya está cansado de tanta discusión estéril entre los representantes del gobierno y de los maestros y profesores.
Lo peor de todo es que la final los que salen perjudicados son los miles de estudiantes que acuden a las escuelas y colegios públicos, que no reciben una adecuada educación.
Ya se comunicó un aumento de 120 dólares a los docentes, en hora buena para ellos, pero resulta incomprensible que hasta para hacer ese tipo de anuncios haya una pelea entre dirigentes y funcionarios.
Lo que se impone es preparar los planes para modernizar la educación y brindarle a nuestros niños y jóvenes una enseñanza de calidad, para que éstos no lleguen luego a las universidades sin los conocimientos mínimos para aspirar a una carrera.
El retener las notas a los alumnos como medida de presión a las autoridades no es la mejor alternativa. Los gremios magisteriales deben entender que ese tipo de acciones en vez de ganar adeptos a su causa, genera antipatía entre la población que no tiene arte ni parte en su polémica con el Ministerio de Educación.
Toda organización tiene derecho a realizar sus reclamos, pero en esos esfuerzos no se debe perjudicar a la juventud que no es culpable de la falta de capacidad de los adultos para lograr acuerdos.