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Confieso mi fe sosteniendo que el acto inmaculado de tirar la primera piedra en los despropósitos cometidos en la política criolla, no es patrimonio de ningún partido político en particular. Todos tenemos algo de paja en el rabo que al más leve contacto con la chispa se puede convertir en pavoroso incendio muy difícil de sofocar.
Por ello siempre he dicho que debemos tener cuidado con lo que decimos. Si le vamos arengar a un país de amnésicos (pérdida notable de la memoria), es posible que el ruido sea el pariente de nuestros actos y la satisfacción puede traducirse en aplausos como compensación a las estridencias que empleamos a manera de comunicación. Es el armado de sinceridad que desde la cima de la espectacularidad puede lanzar fonos sonoros, propios de aquellos que han visto de lejos el discurrir del agua estrepitosa y viciada del albañal.
Es conociendo la penosa trayectoria del sacrificio que podemos entrar cargados de laureles a los terrenos del éxito. Yo no puedo censurar lo que no he podido arreglar teniendo la oportunidad. Son muchos los que por cualquier motivo corren a darse golpes de pecho, en un tórax que ya no tiene espacio para las laceraciones; porque los músculos de las manos simplemente permiten tales movimientos. �A qué obedecen las peroratas tentadoras, tratadoras de marcar senderos en un ambiente cargado de brumas?. Un intento más de engaño al viejo y desdentado león dormido, totalmente inofensivo y fútil, complacido de seguir subsistiendo a la sombra del vetusto árbol, testigo mudo de su lenta y cruel extinción.
El hombre es el bípedo de la especie animal, dotado de mayor cerebro, en consecuencias, facultado por la creación, para razonar, analizar, dueño de la metodología inductiva y deductiva, receptor de la esencia conceptual por excelencia. Pienso que un cuidadoso examen de conciencia, para llevar a buen término nuestros puros principios es la tónica a seguir como estatuto normativo del conjunto de hábitos, habilidades y aptitudes que adornan la personalidad. Yo invito a mi pueblo a pensar, ser contemplativo de las inquietudes interiores, esclavo dócil de la potencia creativa, propulsor de ideas que giran vertiginosas en la mente, como mareas desatadas que se generan del coloquio de las profundidades en excitación. Puesto mi pensamiento en el porvenir, clamó por la llegada del líder que provenga de las selvosas entrañas de las lides heroicas, clavada la mirada en el dolor de sus hermanos, en pos de soluciones sin mentiras.
Con él, preparado el corcel con sus arreos, presto los arzones en su lugar, colocando en alto el estandarte de una fuerza hasta ahora desconocida, emprenderemos la marcha, endilgando las bridas hacia la redención definitiva. Procediendo correctamente, abriremos el cofre de la verdad, desentrañando sus secretos, donde encontraremos el escalpelo, también la certificación, para ejecutar con provecho la cuidadosa cirugía que dará salud al glorioso porvenir. |
