NUESTRA TIERRA

TRADICION
La globalización y nuestro pasado vernacular

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Leopoldo Bermudes
Para NUESTRAtierra

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A través del presente artículo deseamos presentarles una serie de tradiciones panameñas que con el correr de los años comienzan a perderse ante los avatares de la globalización.

Panamá, crisol de razas, puerta de entrada al comercio mundial, se debate hoy entre un pasado lleno de manifestaciones folklóricas y un nuevo milenio lleno de innovaciones tecnológicas.

En el interior de la República de Panamá, se solía confeccionar artesanías de uso diario que poco a poco fueron siendo suplantadas por la modernidad y los avances de la metrópoli capitalina.

Se cuenta que antes que los cubiertos de metal llegaran al interior, se solían confeccionar cucharas y tenedores de calabazo. Asimismo los vasos de metal y plástico arribaron para sustituir a las otrora populares totumas que con su tinaja rebosante de agua (no se usaban las populares jarras de vidrio o plástico) eran colocadas en un tinajero producto de la habilidad de un artesano panameño. Y qué hablar de los platones. En el pasado, las totumas más grandes eran utilizadas como platones variando su uso en la cocina y la lavandería. En nuestros días se limpia el arroz en cualquier platón; anteayer era en una clásica batea. Asimismo, en aquellos tiempos se usaban tapaderas de madera que no fuera madera amarga y hasta hojas de tallo para cubrir las cazuelas que se ponían sobre los clásicos fogones de carbón hoy suplantados por modernas parrillas de carbón, eléctricas y hasta de gas. La hoja de chumico, servía para sacarle el tizne a las ollas; una función que hoy ejerce el brillo.

Al contrario, las tuzas más delicadas y suaves del maíz (huesos del mismo) eran utilizadas como papel higiénico.

Por otra parte, las tulas eran utilizadas para guardar ropa en lugar de baúles y/o gaveteros modernos. En nuestro pasado no existían los closets. Para los panameños de décadas atrás era frecuente utilizar los famosos estantes de madera con gavetas y una sección para colgar la ropa. Su vidrio tras la puerta permitía a su dueño o dueña acicalarse. Verdaderas joyas del artesano nacional.

ARTESANIAS DOMETICAS

En la comunidad de La Arena, provincia de Herrera se solían confeccionar toda una amalgama de artesanías de uso. Platos, vasos, jarras, cafeteras, tazas, etc., en fin toda una vajilla completa hecha de barro y cocida al horno. Desafortunadamente su popularidad decayó entre los compradores y hoy los hábiles artesanos se dedican a confeccionar artesanías de adorno, tales como columnas, figuras de animales para el jardín, balcones, etc. De hecho, la venta de los famosos potes de la Arena ha mermado sus ganancias frente a los potes plásticos.

Hoy en día, todo muchacho y muchacha tiene una mochila. De hecho, hasta los jóvenes adultos las usan. Atrás quedaron las bolsas de tela que eran confeccionadas y usadas para llevar los libros al colegio. Asimismo, todavía algunos recuerdan que en la ciudad de Panamá era señal de status poseer una maleta de cuero repujado que era normalmente adquirida en las cercanías del mercado de Calidonia. Todavía recuerdo que era un orgullo llevar una de estas maletas con el nombre grabado en ellas. Al hablar de este tradicional mercadito allí también se podían comprar suecos de madera con bandas de hule que nada tenían que pedirle a las modernas zandalias de madera publicitadas como de excelente comodidad, por una firma norteamericana.

ADIOS AL BIRULI

Las cometas de plástico que aunque no gozan de popularidad en la actualidad, suplantaron las cometas de papel maché y birulí que eran pegados no con la goma comercial que se vende en las tiendas y abarroterías sino con leche de caimito o el seco jugo del biyuyo. De hecho, otros preferían el engrudo de harina o la leche del árbol de caucho.

El modernismo de la época nos ha hecho olvidar el lenguaje de los campesinos que a los relámpagos llamaban fusiles y se referían a frutas movidas para indicar que habían sido maduradas a la fuerza. Al tiburón lo llamaban toyos y a los golpes o coscorrones le decian cochos. Al tiempo que deleitaban su paladar con las deliciosas guindas (frutas de rico sabor propias de Herrera y Los Santos).

ENDULSANDO CON RASPADURA

Por otra parte, endulzaban sus bebidas con panela comúnmente llamada raspadura, obra de artesanía comestible. Y que decir del cofio (maíz tostado) que se mezclaba con azúcar y endulzaba nuestra infancia.

No podemos vivir en el pasado. Somos una sociedad moderna que vive en un mundo globalizado que lucha día a día para conservar con celo y gallardía su herencia ancestral. No quisiera terminar este artículo sin darles las gracias a los Licenciados Edilia Pérez, Marcial Andrade y Giraldo Rovi, quienes colaboraron desinteresadamente, en la elaboración de este artículo.

 

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