Aprendamos del reino animal
Hermano Pablo
Eran compa�eros de infancia. Se hab�an criado juntos, y les hab�a ense�ado el mismo tutor. Juntos hab�an recorrido varios pa�ses en los que hab�an trabajado. Incluso hab�an aparecido en varios circos y pel�culas. Pero el tiempo, finalmente, los cubri� con su manto blanco, y ya viejos, Garth y Percy se jubilaron juntos en un zool�gico. Porque Garth y Percy eran dos hipop�tamos. En un mes de agosto unos v�ndalos mataron a Percy de un tiro, y su compa�ero Garth nunca se consol� de su muerte. Un a�o despu�s, en una gran tormenta, Garth se qued� obstinadamente a la intemperie y cay� fulminado por un rayo. Expertos en psicolog�a animal dicen que su muerte fue voluntaria. En el libro de los Proverbios el sabio Salom�n nos ense�a que aun los animales pueden servirnos de maestros. En un conocido pasaje nos exhorta mediante la lecci�n que da la hormiga sobre la haraganer�a: "�Anda, perezoso, f�jate en la hormiga! �F�jate en lo que hace, y adquiere sabidur�a!" (Proverbios 6:6). Eso mismo debemos hacer en el caso de los hipop�tamos. La lecci�n es clara. Si entre los animales existe lealtad y afecto, �por qu� ser� que entre nosotros los seres humanos hay tanta desconfianza y celo y odio? �Por qu� nos hacemos da�o el uno al otro? Los amigos se traicionan por la menor raz�n. Los hermanos se odian a muerte por bienes ra�ces. Los padres abandonan a sus hijos, y los hijos deshonran a sus padres. Un viejo hipop�tamo pierde a su camarada en un acto vand�lico y nunca se consuela. Al a�o de la muerte de su compa�ero, busca voluntariamente su propia muerte. �Qu� tienen los animales que nosotros los seres humanos no tenemos? La respuesta debiera ser la verg�enza m�s grande de la raza humana. El reino animal, que no conoce odio, se rige por instinto. En cambio, el reino humano se rige por raciocinio. Es triste que sea m�s leal un animal que un ser humano. �De d�nde viene la predisposici�n a odiarnos los unos a los otros? Viene del pecado que reina en nosotros. El mal no est� en nuestra cabeza sino en nuestro coraz�n. �Quiere eso decir que la raza humana est� destinada a odios y traiciones y matanzas y guerras? En sentido general, s�. Pero no en sentido individual. Jesucristo nos ofrece la alternativa de un nuevo nacimiento, un cambio radical en nuestra naturaleza, un nuevo coraz�n. Y eso es lo que ocurre cuando le entregamos nuestra vida. �l quiere y puede cambiar nuestro coraz�n. Entregu�mosle nuestra voluntad. Rind�mosle nuestra vida. Regresemos al Dios que tanto nos ama. �l ser� nuestro Se�or y nos dar� un nuevo coraz�n. Nuestra vida entera cambiar�.
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