Las últimas semanas han sido capturadas o investigadas por narcotráfico personas relacionadas a la política criolla. La infiltración de las organizaciones criminales a los diversos sectores de la sociedad, es una constante.
Como país de tránsito, su centro bancario, amplias costas y frontera con Colombia, Panamá es un punto atractivo para los carteles colombianos y mexicanos para mover su cocaína de Sur América hacia el mercado estadounidense.
Colombia y México ya han vivido el peligro de la infiltración de los carteles en la política y Panamá no escapa de ese fenómeno. Gente que busca hacerse rico de la noche a la mañana incursiona en ese callejón sin salida donde las opciones son limitadas: cárcel o muerte.
Sin embargo, la ambición supera en algunos casos los peligros de incurrir en ese mundo ilícito y personas sin fuertes convicciones morales se convierten en colaboradores del narcotráfico.
El tráfico de narcóticos es un peligro latente y las estadísticas lo revelan. En el 2009 fueron incautadas 56 toneladas de cocaína y en el 2010 la cantidad capturada se elevó a 80 toneladas. Esas cifras revelan la magnitud del problema.
El poder de corromper del narcotráfico es enorme, de allí que los colectivos políticos, en el seno familiar y en la sociedad en general, se debe crear conciencia para enfrentar ese flagelo.