|
EDITORIAL
Presencia policial en las escuelas
Ni siquiera en tiempos de la dictadura se oficializó la intervención policial en las escuelas, acción que demerita al actual gobierno que ha autorizado a la Fuerza Pública a violar la autonomía de que han gozado estudiantes y docentes en los gobiernos a través de toda la historia republicana.
En comentarios anteriores abogamos por la presencia de un policía o dos para seguridad contra el vandalismo escolar en los vestíbulos de los planteles, pero no aprobamos la presencia de antimotines para dirimir en problemas internos o de carácter nacional que como consecuencia lógica, casi siempre se hacen eco las escuelas y universidades.
El gobierno no entiende "que se le está quedando corta la marcha" de un detonante que cuando estalle tendrá consecuencias catastróficas. Causa asombro que la clase política no se ha pronunciado en este aspecto y parecen estar más ocupados en otros menesteres que los que deben tener prioridad. No hay que olvidar el incidente cuando el gobierno anterior respondiendo a políticas represivas allanó la Universidad de Panamá ante las protestas que tuvieron resonancia nacional e internacionalmente. Este hecho de penetrar en los colegios fue considerado como un sacrilegio por propios y extraños.
El extinto líder del partido gubernamental, Dr. Arnulfo Arias jamás habría consentido esta autorización que irrespeta la integridad de educadores y estudiantes. Lo que llama la atención es lo que parece el silencio cómplice de los políticos que sólo responden cuando supuestamente les lesionan sus intereses políticos. Ahora arden temas como el misterioso helicóptero, las visas de los marinos en Filipinas, el aumento prometido a jubilados y pensionados, el camino de penetración y la finca del Contralor y Premier, lo que ha motivado una demanda al colega de El Panamá América.
Todo esto no es más que un rosario de escándalos que sumado al aumento inmoderado de las tarifas de luz y teléfono con las crecientes denuncias de corrupción, cada día hacen perder más imagen al que se autotituló "Gobierno de los pobres".
Lo sucedido con el dirigente chorrillero Héctor Avila al que demoraron más de 20 días en resolverle un recurso de Hábeas Corpus; el manejo transparente del asunto de los parquímetros, todo esto pone de manifiesto que no se puede "tapar el sol con las manos".
|
PUNTO CRITICO |
 |
|