Se acabó. El presidente egipcio, Hosni Mubarak renunció y entregó el poder al ejército para dar fin a una rebelión popular de 18 días. Hubo una explosión de júbilo en la plaza Tahrir (de la libertad) en El Cairo.
Los militares reemplazan al octogenario Mubarak, tras 30 años en el poder. La interrogante será si éstos en verdad permitirán que surja un gobierno democrático en las elecciones de septiembre o tratarán de manipularlas.
Lo cierto es que en las condiciones actuales del mundo es difícil controlar la información. Las redes sociales le han dado un vuelco a las cosas y es el principal vehículo para reclamar más libertad y democracia. Los gobiernos que no entiendan eso, están perdidos. Ojala que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto asimile la lección.
La cabeza del nuevo régimen es el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, de 75 años, y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas desde 1991. Tantawi es mariscal de campo y participó en las guerras de 1956, 1967 y 1973 contra Israel y en la Primera Guerra del Golfo.
Tantawi es considerado un hombre fiel a Mubarak, el expresidente que partió con toda su familia a Charm el Cheij, una ciudad balnearia a orillas del mar Rojo.
Aparte de los problemas internos, lo sucedido en Egipto, el más poblado de los países árabes con 80 millones de habitantes, trae interrogante en el ámbito internacional, ya que el gobierno de El Cairo junto a Jordania, son los dos únicos en reconocer al Estado hebreo.