La lucha de algunas personas por ganarse honradamente el pan de cada día, se ha convertido en un serio problema para ciertas profesiones, como la de taxista.
Eso es lo que quizás deben pensar familiares y amigos del taxista Elio César Victoria Ibarra, de 33 años, quien falleció de un disparo que le entró por el ojo y le salió por la parte trasera de la cabeza, pasada la una de la tarde de ayer, lunes, en Cabra, de Pacora.
El conductor de un camión que pasaba por la carretera que conduce a una cantera en Cabra, encontró al taxista aún con vida, tirado a un costado de la carretera, alrededor de la una de la tarde.
El camionero informó que Ibarra, antes de morir, le dijo que varios sujetos lo interceptaron despojándolo de su vehículo, un Toyota Tercel rojo, con placa 8T-17747 y registro único 489593, el cual fue recuperado horas más tarde por la Policía, abandonado en una vereda de Santa Librada, en San Miguelito.
Tratando de ayudar, el camionero fue en busca de policías para que auxiliaran a Ibarra, pero cuando regresaron minutos más tarde, desafortunadamente éste había fallecido.
Informes extraoficiales indican que aparentemente Ibarra tomó su última carrera en La Doña, en Tocumen. Tres personas abordaron el taxi con dirección a Cabra, (2 hombres y una mujer) y hasta la hora de cierre de esta edición, las autoridades desconocían si ellos son los responsables de este homicidio.
La esposa de Ibarra, que lo esperaba en las inmediaciones del Centro Comercial La Doña, al enterarse de la noticia se dirigió al lugar identificando plenamente a su esposo, quien yacía muerto, tirado entre la maleza a un costado de la carretera.
Los primeros informes indican que al taxista le dispararon para robarle, pero las autoridades no descartan que este homicidio pueda tener otros ribetes, debido a la forma en que fue asesinado.
Se conoció que dentro del taxi de Ibarra se encontró sangre, por lo que se presume que los asaltantes homicidas le dispararon cuando éste aún se encontraba dentro del vehículo.
El hecho violento se suma a la creciente cifra de crímenes en la pequeña ciudad de Panamá.
SIN HORARIO: LA MUERTE EN LA TARDE
Apenas habían pasado unos minutos después de la hora de almuerzo, cuando la muerte rondó a este taxista. Alcanzó a decir cómo lo habían atacado.
