LA REGION DE DIEGO GUTIERREZ, GOBERNADOR Puesto que antes he prometido dar entera relación del áspero e inhóspito territorio de Veragua, me parece ya tiempo y lugar para ello, a fin de que mis lectorespuedan considerar la diferencia que media entre hablar por boca ajena o por experiencia propia. En el año de salvación de 1540 Diego Gutiérrez, natural de Madrid, fue nombrado por el Emperador gobernador de Nueva Cartago, Costa Rica, provincia riquísima. Partió de España , llegó a Nombre de Dios, y luego en una fragata continuó por el desaguadero hasta Nicaragua, a hacer provisión de hombres para entrar en su gobierno. Era aún gobernador de aquella provincia Rodrigo de Contreras, y a causa de ciertas discordias ocurridas entre ambos hubo de permanecer allí dos años. Luego, por intercesión del obispo, que medió entre ambos, se hicieron amigos, y hablando Contreras con Diego Gutiérrez sobre su gobernación, le notificó que aquel territorio de ninguna manera se podía conquistar, por estar cubierto de espesísimas selvas y grandes montañas, y que no sólo no podían avanzar los caballos, sino que en muchos sitios hasta con dificultad caminaban los hombres, y que todos los capitanes que habían entrado en la región, entre muertos de hambre o aniquilados por los indios, allí habían dejado a casi todos los españoles que con ellos llevaron. Que, sin embargo, si tenía intención de ir, le aconsejaba que se quedase con cien españoles en la costa, y que en verano tres o cuatro veces al año, hiciese correrías por unos sitios y otros para robar en los poblados, los cuales eran todos riquísimos, con gran cantidad de oro, comprometiéndose él, si se le daba parte del botín, a mantenerlo con todo lo necesario para vivir conforme al uso de las Indias.A estas palabras respondió Diego Gutiérrez que a él el emperador le había dado aquella región para que la poblase, no para que la robase, y que si a otros la fortuna les había sido contraria, esperaba en Dios que a él se le volvería propicia. Y que de ninguna manera quería abandonar la empresa, ni deseaba tampoco compañía alguna. |
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