REGRESO A

TIERRA FIRME
LA CAPTURA
DE LAS TORTUGAS
El capitán se acercó con el bergantín
a Tierra Firme, con intención de ir a cualquier lugar
donde hubiera indios para proveerse de algunas vituallas, pero
después de haber caminado durante ocho días sin
encontrar más que selvas y pantanos, con montañas
cuya sola vista nos dejaba maravillados, regre-samos por tierra
a lo largo de la costa con enorme esfuerzo, comiendo casi siempre
caracoles y unos frutos silvestres que se encuentran en aquellos
bosques y de los cuales se nutren los monos que continuamente
van saltando por los árboles.Nos llevó adonde estaba
el gobernador inmediatamente lo volvió a mandar a Nombre
de Dios por más hombres y nosotros descansamos durante
algunos días. Mientras tanto, capturamos algunas tortugas
de desmesurado tamaño, de las que en un período
de cuatro meses se encuentran muchísimas en la playa,
adonde acuden para poner sus huevos en tierra entre arena, como
hacen los cocodrilos; y luego, con el sofocante calor del sol,
nacen. Nosotros las abrimos y les quitamos la grasa, la derretimos
y llenamos con ella unas vasijas de barro. salamos también
un poco de carne, pero enseguida se estropeó, aunque fresca
es sanísima y sabrosa para comer.
El primer día que entramos
en puerto el gobernador me hizo el honor de sentarme a su mesa,
deleitándose con mi compañía, hablando principalmente
del oro, la plata, la guerra y las crueldades de que era víctima
la pobre Italia, y especialmente la ciudad de Milán; pero
cuando se dio cuenta de que yo oía tales cosas a disgusto,
me aborreció de tal manera que nunca más me pudo
ver.
Posteriormente el gobernador
se embarcó en su fragata acompañado por cuatro
barcas de indios y con todos sus soldados, y remontando el río
a unas treinta millas del puerto, entró en el término
de Suere y se alojó en una casa propiedad del cacique
de aquel territorio, que éste usaba para su recreo cuando
iba a quel río a pescar.La tal casa tenía forma
de huevo, con una longitud de cuarenta y cinco pasos y un anchura
de poco más de nueve; las paredes eran de caña
y estaba cubierta con hojas de palma, trenzadas y muy bien trabajada.
Había también otras casas, pero de construcción
corriente. |