VERDADERA RELACION DE LA Siendo descubierta la mar del Sur, y conquistados y pacificados los moradores de Tierra Firme. Habiendo poblado el gobernador Pedrarias de Avila la ciudad de Panamá y la ciudad de Natá y la villa de Nombre de Dios, viviendo en la ciudad de Panamá el capitán Francisco Pizarro, hijo del capitán Gonzalo Pizarro, caballero de la ciudad de Trujillo; teniendo su casa y hacienda repartimiento de indios como uno de los principales de la tierra, porque siempre lo fue, y se señaló en la conquista y población en las cosas del servicio de su majestad.
Estando en quietud y reposo con celo de conseguir su buen propósito, y hacer otros muchos señalados servicios a la corona real, pidió licencia a Pedrarias para descubrir por aquella costa del mar del Sur a la vía de Levante; y gastó mucha parte de su hacienda en un navío grande que hizo, y en otras cosas necesarias para su viaje. Y partió de la ciudad de Panamá a catorce días del mes de noviembre de mil y quinientos y veinte y cuatro años; llevando en su compañía ciento y doce Españoles, los cuales llevaban algunos indios para su servicios.Y comenzó su viaje, en el cual pasaron muchos trabajos por ser invierno y los tiempos contrarios. Dejo de decir muchas cosas que les sucedieron, por evitar prolijidad; solamente diré las cosas notables que más hacen al caso. Setenta días después que salieron de Panamá saltaron en tierra en un puerto que después se nombró de la Hambre ; en muchos de los puertos que antes hallaron habían tomado tierra, y por no hallar poblaciones los dejaban: Y en este puerto se quedó el capitán con ochenta hombres (que los demás ya eran muertos) ; y porque los mantenimientos se les habían acabado, y en aquella tierra no los había, envió el navío con los marineros y un capitán a la isla de las Perlas (que está en el término de Panamá) para que trajese mantenimientos, porque pensó que en término de diez o doce días sería socorrido. Y como la fortuna siempre, o las más de las veces es adversa, el navío se detuvo en ir y volver cuarenta y siete días; y en este tiempo se sostuvieron el capitán y los que con él estaban con un marisco que cogían de la costa de la mar con mucho trabajo, y algunos por estar debilitados, cogiéndolo se morían; y con unos palmicos muy amargos.En este tiempo que el navío tardó en ir y volver murieron más de veinte hombres; cuando el navío volvió con el socorro del bastimento dijeron el capitán y los marineros que, como no habían llevado bastimentos a la ida comieron un cuero de vaca curtido que llevaban para zurrones de la bomba, y cocido lo repartieron.Con el bastimento que el navío trajo, que fue maíz y puercos, se reformó la gente que quedaba viva. Y de allí partió el capitán en seguimiento de su viaje y llegó a un pueblo situado sobre la mar, que está en una fuerza alta, cercado el pueblo de palenque. Allí hallaron harto mantenimiento, y el pueblo desamparado de los naturales, y otro día vino mucha gente de guerra, y como eran belicosos y bien armados y los cristianos estaban flacos de la hambre y trabajos pasados, fueron desbaratados, y el capitán herido de siete heridas, la menor dellas peligrosa de muerte; y creyendo los indios que lo hirieron que quedaba muerto, lo dejaron; fueron heridos con él otros diez y siete hombres, y cinco muertos; visto por el capitán este desbarato, y el poco remedio que allí había para curarse y reformar su gente, embarcóse y volvió a la tierra de Panamá, y desembarcó en un pueblo de indios cerca de la isla de las Perlas, que se llama Chuchama; y de allí envió el navío a Panamá, porque ya no se podía sostener en el agua , de la mucha broma que había cogido.E hizo saber a Pedrarias todo lo sucedido y quedóse curando a sí y a sus compañeros. Cuando este navío llegó a Panamá, pocos días antes había partido en seguimiento y búsqueda del capitán Pizarro el capitán Diego de Almagro su compañero, con otro navío y con setenta hombres y navegó hasta llegar al pueblo donde el capitán Pizarro fue desbaratado y el capitán Almagro hubo otro rencuentro con los indios de aquel pueblo y también fue desbaratado, y le quebraron un ojo y le hirieron muchos cristianos; con todo esto hicieron a los indios desamparar el pueblo, y lo quemaron.De allí se embarcaron y siguieron la costa hasta llegar a un gran río que llamaron de San Juan, porque en su día llegaron allí; donde hallaron alguna muestra de oro, y no hallando rastro del capitán Pizarro, volvióse el capitán Almagro a Chuchama donde lo halló.Y concertaron que el capitán Almagro fuese a Panamá y aderezase los navíos, e hiciese más gente para proseguir su propósito y acabar de gastar lo que les quedaba; que ya debían más de diez mil castellanos. En Panamá hubo gran contradicción por parte de Pedrarias y de otros diciendo que no se debía proceder en tal viaje, de que su majestad no era servido. El capitán Almagro, con el poder que llevaba de su compañero, tuvo mucha constancia en lo que los dos habían comenzado, y requirió al gobernador Pedrarias que no los estorbase, porque ellos creían con ayuda de Dios, que su majestad sería servido de aquel viaje, a Pedrarias fue forzado a consentir que hiciese gente. Con ciento y diez hombres salió de Panamá, y fue donde estaba el capitán Pizarro con otros cincuenta de los primeros ciento y diez que con él salieron, y de los setenta que el capitán Almagro llevó cuando le fue a buscar; que los ciento y treinta ya eran muertos.Los dos capitanes partieron en sus dos navíos con ciento y sesenta hombres e iban costeando la tierra y donde pensaban que había poblado saltaban en tierra con tres canoas que llevaban en las cuales remaban sesenta hombres; y así iban a buscar mantenimientos. Desta manera anduvieron tres años pasando grandes trabajos, hambres y fríos y murió de hambres la mayor parte dellos, que no quedaron vivos cincuenta, sin descubrir hasta en fin de los tres años buena tierra, que todo era ciénagas y anegadizos inhabitables.Y esta buena tierra que se descubrió fue desde el río de San Juan, donde el capitán Pizarro se quedó con la poca gente que le quedó, y envió un capitán con el más pequeño navío a descubrir alguna buena tierra la costa adelante; y el otro navío envió con el capitán Diego de Almagro a Panamá para traer más gente; porque yendo los dos navíos juntos y con la gente no podían descubrir, y la gente se moría. El navío que fue a descubrir volvió a cabo de setenta días al río de San Juan adonde el capitán Pizarro quedó con la gente, y dio relación de lo que le había sucedido, y fue que llegó hasta el pueblo de Cancebi, que es en aquella costa, y antes deste pueblo habían visto, los que en el navío iban, otras poblaciones muy ricas de oro y plata, y la gente de más razón que toda la que antes habían visto de indios, y trajeron seis personas para que deprendiesen la lengua de los Españoles , y trajeron oro y plata y ropa.El capitán y los que con él estaban recibieron tanta alegría que olvidaron todo el trabajo pasado y los gastos que habían hecho; y como aquellos que deseaban verse en aquella tierra, pues tan buena muestra daba de sí, venido el capitán Almagro de Panamá con el navío cargado de gente y caballos, los dos navíos con los capitanes y toda la gente salieron del río San Juan para ir a aquella tierra nuevamente descubierta; y por ser trabajosa la navegación de aquella costa, se detuvieron más tiempo de lo que los bastimentos pudieron suplir, y fue forzado saltar la gente en tierra y caminando por ella buscaban mantenimientos, por donde los podían haber: Y los navíos por la mar llegaron a la bahía de San Mateo y a unos pueblos que los Españoles les pusieron por nombre de Santiago, y a los pueblos de Tacamez que todos van discurriendo por la costa adelante. Vistas por los cristianos estas poblaciones que eran grandes y de mucha gente y belicosa, que en estos pueblos de Tacamez, llegando noventa españoles una legua del pueblo, los salieron a recibir más de diez mil indios de guerra; y viendo que no les querían hacer mal los cristianos ni tomarles de sus bienes, antes con mucho amor tratándoles la paz, los indios dejaron de les hacer guerra, como ellos traían en propósito. En esta tierra había muchos mantenimientos, y la gente tenía muy buena orden de vivir; los pueblos con sus calles y plazas; pueblo había que tenía más de tres mil casas, y otros había menores. Pareció a los capitanes y a los otros Españoles que, siendo tan pocos, no harían fruto en aquella tierra, por no poder resistir a los indios; y acordaron que se cargasen los navíos del mantenimiento que en aquellos pueblos había, y que volviesen atrás, a una isla que se dice del Gallo; porque allí podían estar seguros entre tanto que los navíos llegaban a Panamá a hacer saber al Gobernador la nueva de lo descubierto, y a pedirle más gente para que los capitanes pudiesen conseguir su propósito y pacificar la tierra. Y en los navíos iba el capitán Almagro, porque por algunas personas fue escrito al Gobernador que mandase volver la gente a Panamá, diciendo que no podían sufrir más trabajos de los que habían sufrido en tres años que hacía que andaban descubriendo; a lo cual proveyó el Gobernador que todos los que se quisiesen venir a Panamá, que lo pudiesen hacer, y los que quisiesen quedar para descubrir más adelante que tuviesen libertad para ello; y así se quedaron con el capitán Pizarro diez y seis hombres, y toda la otra gente se fue en los dos navíos a Panamá. El capitán Pizarro estuvo en aquella isla cinco meses, hasta que volvió el uno de los navíos, en el cual fueron y descubrieron cien leguas más adelante de lo que estaba descubierto. Y hallaron muchas poblaciones y mucha riqueza, y trajeron más muestras de oro y plata y ropa de la que antes habían traído, que los indios de su voluntad les daban; y así volvió el capitán con ellos, porque el término que el Gobernador le había dado se le acababa, y el día que el término se cumplió entró en el puerto de Panamá. Como estos dos capitanes estaban tan gastados, que ya no se podían sostener, debiendo, como debían mucha suma de pesos de oro. Con poco más de mil castellanos que el capitán Francisco Pizarro pudo haber prestados entre sus amigos se vino con ellos a Castilla; e hizo relación a su majestad de los grandes y señalados servicios que en servicio de su majestad había hecho; en gratificación de los cuales le hizo merced de la gobernación y adelantamiento de aquella tierra, y del hábito de Santiago y de ciertas alcaldías y del alguacilazgo mayor, y otras mercedes y ayuda de costa le fueron hechas por su majestad como Emperador y Rey que a todos los que en su real servicio andan hace muchas mercedes, como ha siempre hecho.Por esta causa otros se han animado a gastar sus haciendas en su real servicio, descubriendo por aquella mar del Sur y por todo el mar Océano tierra y provincias que tan remotas están de la conversión destos reinos de Castilla. Despachado por su majestad el Gobernador y Adelantado Francisco Pizarro, partió del puerto de San Lúcar con una armada; y con próspero viento sin ningún contraste, llegó al puerto del Nombre de Dios; y de allí se fue con la gente a la ciudad de Panamá, donde tuvo muchas contradicciones y estorbos para que no saliese de allí a ir a poblar la tierra que él había descubierto, como su majestad le había mandado. Y con la firmeza que en la prosecución dello tuvo, con la más gente que pudo que fueron ciento y ochenta hombres y treinta y siete caballos, en tres navíos partió del puerto de Panamá; y tuvo tan venturosa navegación que en trece días llegó a la bahía de San Mateo, que en los principios cuando se descubrió, en más de dos años no pudieron llegar a aquellos pueblos, y allí desembarcó la gente y los caballos, y fueron por la costa de la mar, y en todas las poblaciones della hallaban la gente alzada. Y caminaron hasta llegar a un gran pueblo; y allí tomaron quince mil pesos de oro y mil quinientos marcos de plata y muchas piedras de esmeraldas, que por el presente no fueron conocidas ni tenidas por piedras de valor; por esta causa los Españoles les daban y rescataban con los indios por ropa y otras cosas que los indios les daban por ellas. Y en este pueblo prendieron al cacique, señor de él, con alguna gente suya, y hallaron mucha ropa de diversas maneras y muchos mantenimientos, en que había para mantenerse los españoles tres o cuatro años. Deste pueblo de Coaque despachó el Gobernador los tres navíos para la ciudad de Panamá y para Nicaragua, para que en ellos viniese más gente y caballos para poder efectuar la conquista y población de la tierra. Y el Gobernador se quedó allí con toda la gente de pie y de caballo, y anduvieron la costa adelante (la cual es muy poblada), poniendo a todos los pueblos debajo el señorío de su majestad; porque los señores destos pueblos, de una voluntad salían a los caminos a recibir al Gobernador sin ponerse en defensa; y el Gobernador sin hacerles mal ni enojo alguno, los recibía a todos amorosamente, haciéndoles entender algunas cosas para los traer en conocimiento de nuestra santa fe católica por algunos religiosos que para ello llevaba. Así anduvo el Gobernador con la gente española hasta llegar a una isla que se decía la Pugna, a la cual los cristianos llamaron la isla de Santiago, que está dos leguas de la tierra firme y por ser esta isla bien poblada y rica y abundosa de mantenimientos, pasó el Gobernador a ella en los dos navíos y en balsas de maderos que los indios tienen, en las cuales pasaron los caballos. |
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