PASCUAL DE
En 1522 Pascual de Andagoya dio inicio a la conquista del Perú del que se tenían noticias por los relatos de los indígenas. Pero no tuvo éxito al sufrir un accidente y quedar tullido y después de muchas dificultades desistió de la empresa que fue acometida en los años subsiguientes por Francisco Pizarro , Diego de Almagro y Hernando de Luque. En 1529 Andagoya tuvo problemas con el Gobernador Pedro de los Ríos quien le desterró de la ciudad de Panamá.Cinco años después pasó a Santo Domingo, donde se casó por segunda vez.Poco después, regresó a Panamá como Teniente del nuevo Gobernador Francisco de Barrionuevo.En los años subsiguientes fue residenciado y volvió a España donde permaneció hasta 1539. Regresó a Panamá este mismo año con el título de Gobernador y Adelantado del río San Juan cuya jurisdicción abarcaba desde el Darién hasta el Perú.Después de fundar el poblado de Buenaventura, tuvo problemas de jurisdicción con Benalcázar en las ciudades de Cali y de Popayán. En 1541, el licenciado Vaca de Castro le recomendó a Andagoya pasar a España con el fin de que el Emperador fijara los límites de su gobernación. Pero en realidad, regresó a España como prisionero dejando tras de sí crecidas deudas. Cinco años después volvió a América con el Pacificador Pedro de la Gasca. Junto con él emprendió Andagoya la campaña contra Gonzalo Pizarro. Herido en uno de los combates falleció en el Cuzco, el 16 de junio de 1548.
Escribió una larga Relación de los sucesos de Pedro Arias Dávila en las Provincias de Tierra Firme y Castilla del Oro, algunos de cuyos pasajes reproducimos a continuación. Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila en las Provincias de Tierra Firme o Castilla del Oro, y de lo ocurrido en el descubrimiento de la Mar del Sur y costas del Perú y Nicaragua, escrita por el Adelantado Pascual de Andagoya . (...) Llegó Pedrarias al Darién en fin de julio del dicho año del catorce, donde fue recibido por la gente que allí estaba (y)desembarcada toda su gente.El pueblo era pequeño y tenía pocos mantenimientos la tierra. Desembarcados los mantenimientos que iban en la armada, que repartieron por todos ( y las harinas y lo demás iba ya corrompido de la mar , que ayudaban a la mala disposición de la tierra que es montuosa y anegadiza, poblada de muy pocos indios) comienza a caer la gente mala en tanta manera que unos no podían curar a otros y así en un mes murieron setecientos hombres, de hambre y de enfermedad de modorra. Pesóles tanto a los que allá había de nuestra ida que ninguna caridad hacían a nadie; y como en las cosas nunca vistas, hasta que la experiencia lo muestre, pocas veces se acierta cómo conviene proveerse, fueron juntamente con Pedrarias, que tenían voto en la Gobernación sin los cuales Pedrarias no podía proveer nada, el Obispo y oficiales; los cuales visto como la gente se moría comenzaron a enviar capitanes a unas partes y a otras del Darién; y estos no iban a poblar sino a ranchear y traer los indios que pudiesen al Darién, lo cual pocas veces acertaron, antes se perdió mucha gente, muertos por los indios, y por no saber gobernar ni regir, y así volvían al Darién muchos desbaratados y otros con alguna presa. Y como tantos votos fuesen en una cosa y cada uno se rigiese por su voluntad e interés, ni tenían buena orden en el proveer, ni castigaban a ninguno que hubiese hecho mal.
Vasco Núñez hacía poco que había venido donde había visto la mar del Sur, y llegado cerca de ella.Las capitanías y gente que hacia aquella parte salieron, por ser la tierra más llana y más poblada, hiciéronse (de) los españoles que iban hacia aquella parte a la tierra, y traían grandes cabalgadas de gente presos en cadenas, y con todo el oro que podían haber; y esta orden se tuvo cerca de tres años. Los capitanes repartían los indios que tomaban entre los soldados, y el oro llevaban al Darién junto y fundido, daban a cada uno su parte, y a los oficiales y Obispo que tenían voto en la gobernación , y al gobernador, les llevaban sus partes de los indios que les cabía. Y como proveían por capitanes , el por favor de los que gobernaban, deudos y amigos suyos, aunque hubiesen hecho muchos males ninguno era castigado, y de esta manera cupo este daño a la tierra hasta más de cien leguas del Darién. Todas estas gentes que se traían que fue mucha cantidad, llegados al Darién los echaban a las minas de oro, que habían en la tierra buenas, y como venían de tan largo camino trabajados y quebrantados de tan grandes cargas que traían, y la tierra era diferente de la suya, y no sana, moríanse todos.En todas estas jornadas nunca procuraron de hacer ajustes de paz, ni de poblar solamente era traer indios y oro al Darién y acabarse allí. Treinta y tantas leguas del Darién había una provincia que se decía Careta, y otras cinco leguas de ella que se dice Acla. En estas dos provincias había dos señores hermanos y queriendo ser el uno señor de todo, tuvieron grandes guerras, de manera que vinieron a darse batalla donde después Pedrarias pobló un pueblo de cristianos que se dice Acla - y antes de que hubiese esta batalla tenía otro nombre-porque Acla en la lengua de aquella tierra quiere decir huesos de hombres o canillas de hombres y por ser tanta la cantidad de los huesos que allí quedaron, quedó el nombre a la provincia de los huesos. Y de todos quedaron tan pocos indios que cuando nosotros (a) aquella tierra no hubo en ellos resistencia. Esta era gente de más policía que la de Santa Marta y de aquella costa, porque las mujeres andaban muy bien vestidas de los pechos abajo, con mantas labradas de algodón y dormían en camas de algodón muy bien labradas. Estas vestiduras de las mujeres llegaban hasta cubrirles los pies, y los pechos y los brazos traían sin ninguna vestidura. Los hombres traían sus naturas metidas en unos caracoles de la mar, de muchos colores, muy bien hechos y con unos cordones asidos del caracol que se ataban por los lomos; con éstos podían correr y andar muy sueltos sin que por ninguna vía se les pareciese cosa de su natura, salvo los genitivos, que estos no cabían en el caracol. Estos caracoles eran rescate, entre ellos para la tierra adentro porque, si no era en esta costa, en ninguna otra provincia los había. Esta tierra es montuosa a la manera de la del Darién, aunque más sana. Hay minas de oro en muchas partes de ella. En este tiempo partió
del Darién un capitán, que se decía Gaspar
de Morales, a descubrir la mar del Sur y salió a ella
enfrente de la isla de las perlas y pasó a ella; el señor
de ella le vino de paz y le dio perlas ricas. Este fue el primero
que entró en ella. La primera provincia desde Acla hacia
el oeste es Comogre, donde comienza tierra rasa y de sabanas.
Desde allí adelante era bien poblada, aunque los señores
eran pequeños; estaban de dos a dos leguas y de legua
a legua uno de otro.Esta tierra hasta una provincia que se dice
Peruqueta y de una mar a otra y la isla de las Perlas y el Golfo
de San Miguel y otra provincia que llamamos las Behetrías
por no haber en ella ningún señor, se llama Cueva.
Es toda una gente y de una lengua, vestidos a la manera de los
de Acla. desde esta provincia de Peruqueta hasta Adechame, que
son cerca de cuarenta leguas todavía al oeste, se llama
la provincia de Coiba y la lengua es la de Cueva, mas de que
difiere de ser más cortesana, y aún la gente de
más presunción; difiere solamente en que los hombres
no traen los caracoles que los de Cueva, sino sin ninguna cosa
andan descubiertos.Las mujeres bien aderezadas a la manera de
las de Acla y Cueva. De estas dos Provincias se llevaron los
más indios que fueron al Darién, porque, como eran
las más cercanas y bien pobladas, no era ido un capitán
cuando venía otro. En la tierra de un señor que
se dice Pocorosa, en la provincia de Cueva, en la mar del Norte,
pobló un pueblo que se decía Meneses, y por allí
entrando en aquella provincia de Cueva con parte de la gente
que tenía, por los indios fue desbaratado y muerta parte
de la gente. Y visto los indios que los que estaban en el puerto
de Santa Cruz estaban ya dolientes y eran pocos, dieron en ellos
y los mataron que no quedó nadie a vida si no fue una
mujer que el señor tomó para sí y la tuvo
por mujer ciertos años, y las otras mujeres por envidia
que el señor la quería más que a ella, la
mataron e hicieron entender al señor que, yéndose
a lavar al río, la había comido un lagarto, y así
fue deshecho este pueblo. En estas provincias no había
pueblos grandes, sino cada principal tenía en sus tierras
tres o cuatro casas o más, según era; éstas
juntas y así a vista unas de otras, cada uno donde sembraba
allí hacía su casa.Los señores de estas
provincias eran pequeños, porque había muchos señores.
Y sobre las pesquerías y monterías tenían
grandes diferencias, y se mataban muchos. Esta es tierra muy
hermosa de riberas y campos. Los señores en su lengua
se llaman tiba, y los principales que eran de linaje, se llamaban
piraraylos, que por valientes hombres ganaban nombradía
en la guerra; y (si) había muerto alguno, o él
hubiese salido herido de la batalla, por honrarlos el señor
les daba casa y servicio, y por título les ponía
nombre Cabra.Vivían en mucha justicia, en ley de naturaleza,
sin ninguna ceremonia ni adoración. En estas provincias
juzgaban los señores en persona los pleitos; y para esto
ningún juez había más de alguaciles que
iban a prender; y la manera de su juzgar era : que aparecían
las partes, y allí habían de decir lo que pasaba
en el caso, y sin información de testigos teniendo por
cierto que las partes le habían de decir verdad (porque
el que mentía al señor luego moría por ello)determinaba
el pleito y no había de haber más alteración
sobre ello.En estas provincias no tenían los señores
rentas ni tributos de sus súbditos, salvo el servicio
personal que,todas las veces que el señor tenía
necesidad de hacer casas o sementeras o pesquerías o guerra
todos habían de ir a hacerlo, sin que por ello les diese
cosa alguna más de que, por fiesta, les daba a beber y
a comer y así los señores no tenían nada
de los vasallos ni les faltaba nada: eran temidos y queridos;
y el oro que ellos tenían, o era de rescates o que en
las minas se le cavaban los indios.Tenían leyes y constituciones
puestas; que el que matase que muriese por ello y el que hurtase
lo mismo, otras fuerzas ni agravios entre ellos no se osaban
hacer.Tenían matrimonio, que tomaban una mujer, con la
cual se hacía fiesta el día de su casamiento, que
se juntaban todos los parientes de ella, y ésta había
de ser de las principales de la tierra y hacían gran convite
de beber, y los padres la traían y la entregaban al señor
o al que había de ser su marido; y los hijos de ésta
eran los que heredaban el señorío o la casa.Tomaban
otras muchas mujeres, los señores, sin esta ceremonia,
que residían y estaban con la mujer principal, la cual
por ninguna manera les había de pedir celos ni tratar
mal, más de que las mandaba y la obedecían como
a señora.Los hijos de éstas se tenían por
bastardos, y no heredaban ninguna cosa de los padres, como los
de la mujer principal, más de (que) los que heredaban
la casa los tenían y mantenían como hijos de aquella
casa.
Queriendo saber de estas gentes que si tenían alguna noticia de Dios, se halló que tenían noticia del diluvio de Noé y que se escapó en una canoa con su mujer e hijos y que después se había multiplicado el mundo de éstos; y que había en el cielo un señor que ellos le llamaban Chipiripa y que hacía llover y las otras cosas que (del) cielo bajaban. Del principio de esta gente no se tiene noticia, ni ellos la saben dar, más de que son naturales de allí. Hubo una lengua, mujer principal de esta tierra, que dijo que también tenían noticia entre los señores( porque estas cosas la gente común no trata ni habla de ellas)que en el cielo había una mujer muy linda con un niño, y no pasan de allí. A las mujeres principales de los señores, de quien los hijos heredan los señoríos, llaman Hespobe por el título, además del nombre propio, como quien dice condesa o marquesa. Había en esta tierra una costumbre, que cuando moría un señor, las mujeres que presumían que lo querían más, de su propia voluntad se enterraban con el marido, diciendo que iban con él a servir; y esto había muchas que lo rehusaban, y si el señor las señalaba, aunque no quisiesen habían de morir: éstas eran de las mancebas, que no eran de las legítimas señoras. Cuando morían los señores los vestían las armas de oro que tenían y envueltos en muchas mantas de las mejores que tenían; y el hijo heredero, que ya era señor, con toda la casa de su padre y principales de la tierra se juntaban aquel día y colgaban al señor con unos cordeles medio estado y ponían a la redonda de él muchos braseros de carbón que con el calor del fuego se enjugase y se derritiese, y debajo del cuerpo tenían otras dos vasijas de barro en que caía la grasa del cuerpo y después que estaba enjuto lo colgaban en su palacio.Todo el tiempo que estaba en enjugarse, de noche y de día, había en el palacio donde le tenían doce hombres de los principales, sentados a la redonda del cuerpo, algo apartados, vestidos con unas mantas negras que les tapan desde la cabeza hasta los pies, cubiertas las caras con ellas y todo el cuerpo; ninguna otra gente entraba donde éstos estaban con el muerto.Estos tenían allí un atabal que hacía una voz ronca, y uno de ellos de rato en rato, daba ciertos golpes en el atabal a manera de duelo, y tapadas las caras como digo y acabados aquellos responsos, a la hora de dos horas después de media noche,velando toda la gente de la casa, dieron tan grande grito y alarido que yo y los que estábamos allí saltamos de las camas a las armas, no pudiendo saber qué cosa fuese y dende a rato callaron todos en mucho silencio y luego comenzaban a reir y beber, salvo los doce que estos de noche y de día no se quitaban de alrededor del muerto y si alguno había de salir fuera (a ) hacer aguas, salían tapados todos las caras y las cabezas hasta los pies. Yo me hallé, como digo, a un entierro de un señor que se decía Pocorosa que era en la provincia de Cueva. Queriendo saber que por qué hacían aquello,dijeron que porque era costumbre, y que en aquellas horas que aparecía que rezaban era la historia de aquel señor. Dende un año (a) a aquel día que moría, le hacían su cabo de año, en que se juntaban en aquel mismo día, y hacían su fiesta , y traían en presencia del cuerpo todos los manjares que solía comer y las armas con que solía pelear y las canoas en que solía navegar, la figura de ellas hechas de palo, chiquitas y hecho presente allí el cuerpo, le sacaban a una plaza que allí tenían limpia y las quemaban hasta que fuesen ceniza, diciendo que aquel humo iba donde estaba el ánima de aquel difunto. Queriendo saber dónde estaba, decían que no sabían más, de que estaba en el cielo y que el humo iba allá, y estos cabos de este año hacen ellos continuo por los difuntos, como sea principal o persona que lo pueda hacer, porque en ello gastan mucho en beber y comer. Ninguna ceremonia ni adoración tienen en esta tierra más de vivir en ley de naturaleza, guardando el no matar, ni hurtar, ni tomar la mujer ajena. Testimonio no saben qué es, pero tienen por muy malo el mentir. Las mujeres principales de sus padres y hermanos y otras o hijas guardan que no las tomen por mujeres, porque lo tienen por malo. En estas provincias tenían por armas tiraderas y macanas; gente muy belicosa porque siempre tenían guerra señores con otros, sobre los términos. En estas provincias hay muchos venados y puercos diferentes de los de España que andan en grandes manadas; no tienen cola, ni gruñen aunque los matan; tienen encima del espinazo uno como ombligo. Los señores tenían sus cotos donde al verano iban a caza de venados y ponían fuego a la parte del viento y como la yerba es grande el fuego se hacía mucho y los indios estaban puestos en parada donde había de ir a parar el fuego, y los venados iban recogidos huyendo del fuego. Otra caza no hay en aquella provincia sino es de volatería, que esta hay mucha, de dos maneras de pavas y faisanes y tórtolas y otras muchas maneras de aves. Hay leones y tigres que hacían daño en la gente; y por ellos tenían las casas muy cercadas y cerradas de noche. Hay en los ríos grandes pesquerías de muy buenos pescados. Las arboledas tienen todo el año hoja verde, y muy pocos árboles llevan fruta, y con la que llevan se mantienen. |
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