HISTORIA GENERAL

DE LAS INDIAS
Darién

Rodrigo de Bastidas armó en Cádiz, el año 2 (con licencia de los Reyes Católicos), dos carabelas a su propia costa y de Juan de Ledesma y otros amigos suyos. Tomó por piloto a Juan de la Cosa, vecino del Puerto de Santa María, experto marinero, a quien como poco antes conté, mataron los indios, y fue a descubrir tierra en Indias.Anduvo mucho por donde Cristóbal Colón, y finalmente descubrió y costeó de nuevo las ciento setenta leguas que hay del Cabo de la Vela al golfo de Urabá y Farallones del Darién,en cuyo trecho de tierra están, contando hacia levante, Caribana, Zenu, Cartagena, Zamba y Santa Marta. Cuando llegó a Santo Domingo perdió las carabelas con broma y fue apresado por Francisco de Bobadilla, a causa de rescatar oro y coger indios y enviado a España con Cristóbal Colón. Mas los Reyes Católicos le hicieron merced de doscientos ducados de renta en el Darién en pago del servicio que les había hecho en aquel descubrimiento. Toda esta costa que descubrió Bastidas y Nicuesa y la que hay del cabo de la Vela a Paria, es de indios que comen hombres y que tiran con flechas envenadas a los cuales llaman caribes o Caribana o porque son bravos y feroces (...) y por ser tan inhumanos, crueles, sodomitas, idólatras, fueron dados por esclavos y rebeldes, para que los pudiesen matar, capturar o robar, sino quisieran dejar aquellos grandes pecados y tomar amistad con los españoles y la fe de Jesucristo.Este decreto y ley hizo el Rey Católico don Fernando con acuerdo de su consejo y de otros letrados, teólogos y canonistas; y así dieron muchas conquistascon tal licencia.A Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda, que fueron los primeros conquistadores de tierra firme de Indias, dio el Rey una instrucción de diez o doce capítulos. El primero que les predicasen los Evangelios. Otro que les rogasen con la paz. El octavo, que queriendo paz y fe, fuesen libres, bien tratados y muy privilegiados. El noveno que si perseverasen en su idolatría y comida de hombres y en la enemistad , los capturasen y matasen libremente cosa que hasta entonces no se consentía. Alonso de Ojeda , natural de Cuenca , que fue capitán de Colón, contra Caonabo armó en el año 8, en Santo Domingo cuatro navíos a su costa y trescientos hombres. Dejó al bachiller Martín Fernández de Enciso , su alcalde mayor, por cédula del rey, para llevar tras él otra nao con ciento cincuenta españoles y mucha vitualla, tiros, escopetas, lanzas, ballestas y municiones, trigo para sembrar, doce yeguas y un hato de puercos para criar; y él partió de la Beata por diciembre. Llegó a Cartagena requirió a los indios e hízoles la guerra porque no quisieron paz. Mató y prendió a muchos. Hubo algo de oro, mas no puro, en joyas y arreos de cuerpo. Se cebó con ello y se internó tierra adentro cuatro o cinco leguas, llevando por guías algunos de los cautivos. Llegó a una aldea de cien casas y trescientos vecinos. La combatió y se retiró sin tomarla. Los indios se defendieron tan bien que mataron setenta españoles y a Juan de la Cosa, segunda persona después de Ojeda y se los comieron.Tenían espadas de palo y piedra , flechas con puntas de hueso y pedernal y untada de hierba mortal.(...) Estando allí llegó Diego de Nicuesa con su flota, de que no poco se alegraron Ojeda y los suyos. Se pusieron todos de acuerdo y fueron una noche al lugar donde murió Cosa y los setenta españoles; lo cercaron y prendieron fuego, y como las casas eran de madera y hojas de palma, ardió bien.Algunos indios escaparon con la oscuridad, pero los más, o cayeron en el fuego o en el cuchillo de los nuestros, que no perdonaron más que a seis muchachos. Allí se vengó la muerte de los setenta españoles.Debajo de las cenizas hallaron oro, pero no tanto como quisieran los que los escarbaron. Se embarcaron todos, y Nicuesa tomó el camino de Veragua y Ojeda el de Urabá.(...) Salió a tierra en Caribana (...) a la entrada del golfo de Urabá.Desembarcó los soldados, armas, caballos y todos los pertrechos y bastimentos que llevaba. Comenzó después a construir una fortaleza y pueblo donde recogerse y asegurarse en el mismo lugar que cuatro años antes la había comenzado Juan de la Cosa.Este fue el primer pueblo de españoles en tierra firme de Indias. Ojeda hubiese querido atraer con la paz a aquellos indios por cumplir el mandato real y para poblar y vivir seguros; pero ellos que son bravos y confiados de sí mismos en la guerra, y enemigos de extranjeros, despreciaron su amistad y contratación.El entonces fue a Tiripi, tres a cuatro leguas tierra adentro y tenido por rico . Lo combatió pero no lo tomó, pues los vecinos le hicieron huir con daño y pérdida de gente y reputación, así entre los indios como entre los españoles.El señor de Tiripi echaba oro por encima de los adarves y los suyos flechaban a los españoles que se agachaban a cogerlo y al que allí herían, moría rabiando.Empleó semejante ardid conociendo su codicia. Sentían ya los nuestros la falta de provisiones y con la necesidad fueron a combatir a otro lugar, que unos cautivos decían estar muy abastecidos y de él trajeron cosas de comer y prisioneros.Ojeda cogió allí a una mujer. Vino su marido a tratar de su libertad. Prometió de le traer el precio que le pidió; fue y volvió con ocho compañeros flecheros y en lugar de dar el oro prometido, dieron saetas envenenadas. A Ojeda lo hirieron en un muslo, pero fueron matados los nueve por los españoles que con su capitán estaban.Hecho fue de hombre valeroso y no bárbaro, si le hubiese salido bien. A esta sazón llegó allí Bernaldino de Talavera con una nao cargada de bastimentos y de sesenta hombres, que apañó en Santo Domingo, sin que lo supiese el Almirante ni la justicia. Proveyó a Ojeda en gran coyuntura y necesidad. Sin embargo, los soldados no dejaban por eso de murmurar y quejarse de que los había traído a la carnicería y los tenía donde no les valía sus manos y esfuerzo. Ojeda los entretenía con la esperanza del socorro y provisto que había de llevarles el bachiller Enciso, y se extrañaba de su tardanza.Algunos españoles se pusieron de acuerdo para coger dos bergantines de Ojeda y volverse a Santo Domingo o irse con los de Nicuesa. Se enteró él, y por estorbar aquel motín y desmán en su gente y pueblo, se fue en la nao de Talavera, dejando como teniente suyo a Francisco Pizarro. Prometió de volver dentro de cincuenta días, y sino que se fuesen adonde les pareciese, pues él les devolvía la palabra. Tanto se fue de Urabá Alonso de Ojeda por curar su herida, cuanto por buscar al bachiller Enciso, y aún porque se le morían todos. Partió, pues para Caribana Alonso de Ojeda, y con mal tiempo que tuvo fue a parar a Cuba cerca del Cabo de Cruz. Anduvo por aquella costa con grandes trabajos y hambre, y perdió a casi todos los compañeros. Al fin llegó a Santo Domingo muy malo de su herida, por cuyo dolor, o por no tener aparejo para volver a su gobernación y ejército se quedó allí, o como dicen, se metió a fraile franciscano, y en aquel hábito acabó su vida.

Mapa de América del siglo XVI
( Novae Insulae de Sebastián Munster, 1540).


 

 

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