LA CIUDAD DE
NOMBRE DE DIOS
Y para que algunos no digan que digo esto para
disminuir la gloria y ambición de la nación española,
daré de todo ello amplia noticia, como también
de Nombre de Dios. Esta ciudad está situada en el mar
del Norte. Cada año suelen ir de España a Nombre
de Dios unos catorce o quince barcos entre pequeños y
grandes, de los que el mayor llevará mil ochocientas almas.Cargan
mercancías diversas; en su mayoría se trata de
vino, harina, galletas, y el resto aceite, así como algunas
telas y sedas y también de todas las demás cosas
que hay en España tanto para el uso de casa como para
sustentar la vida humana. Algunas veces ha ocurrido que se daba
tal abundancia de todas esas cosas, que estaban a mejor precio
que en España. Pude ver a algunos que teniendo algunas
mercancías, como aceitunas, higos, uvas pasas y cosas
semejantes, se las dejaban para el flete al patrón del
barco. Y al contrario, hubo tiempos de tal penuria de todo ello,
debido a que no venían los barcos por miedo a los franceses,
que todo se vendía, como se suele decir, a peso de oro.Al
llegar los barcos a Nombre de Dios, los mercaderes mandan la
mercancía en pequeñas barcas por el río
Chagres a un lugar denominado Las Cruces, a unas quince millas
de Panamá, y allí se las entregan a un español
encargado de custodiarlas hasta que los muleros las conduzcan
a Panamá. Luego, con los otros barcos construidos en el
otro mar, la mayor parte la envían al Perú. En
todas las ciudades de este gran reino del Perú habitadas
por españoles, incluyendo en la cuenta Panamá y
Nombre de Dios, apenas se llega a las cuatro mil personas, de
manera que fácilmente mis lectores podrán considerar
si Panamá se puede comparar en tráfico a la riquísima
e ilustrísima ciudad de Venecia. |