BREVISIMA RELACION DE LA DESTRUCCION

DE LAS INDIAS DE LA TIERRA FIRME

El año de mil y quinientos y catorce pasó a la Tierra Firme un infeliz gobernador (Pedrarias), cruelísimo, tirano, sin ninguna piedad ni aún prudencia, como un instrumento del furor divino, muy de propósito para poblar en aquella tierra con mucha gente de españoles; y aunque algunos tiranos habían ido a la Tierra Firme, que habían robado y matado y escandalizado mucha gente,pero había sido a la costa de la mar, salteando y robando lo que podían. Mas éste excedió a todos los otros que antes de él habían ido y a los de todas las islas, y sus hechos nefarios a todas las abominaciones pasadas no sólo a la costa de la mar, pero grandes tierras y reinos despobló y mató, echando inmensas gentes que en ellos había a los infiernos. Este despobló desde muchas leguas arriba del Darién, hasta el reino y provincias de Nicaragua inclusive, que son más de quinientas leguas, y la mejor y más feliz y poblada tierra que se cree haber en el mundo; donde había muy muchos grandes señores, infinitas y grandes poblaciones, grandísimas riquezas de oro, porque hasta aquel tiempo en ninguna parte había parecido sobre la tierra tanto, porque aunque en la isla Española se había sido sacado con los indios de las entrañas de la tierra de las minas dichas, donde, como se dijo, murieron.

Representación alegórica de América (Juan Carlos Muñoz).

Este gobernador y su gente inventó nuevas maneras de crueldades y de dar tormentos a los indios porque descubriesen y les diesen oro; capitán hubo suyo que en una entrada que hizo por mandado de él, para robar y estirpar gentes, mató sobre cuarenta mil ánimas, que vio por sus ojos un religioso de San Francisco que con él iba, que se llamaba Fray Francisco de San Román, metiéndolas a espada,quemándolos vivos y echándolos a perros bravos y atormentándolos con diversos tormentos.

Y porque la ceguedad perniciosísima que siempre han tenido hasta hoy los que han regido las Indias en disponer y ordenar la conversión y salvación de aquellas gentes, la cual siempre han pospuesto (con verdad se dice esto) en la obra y efecto, puesto que por palabras hayan mostrado y colocado o disimulado otra cosa, ha llegado a tanta profundidad que hayan imaginado y practicado y mandado que se les hagan a los indios requerimientos que vengan a la fe y a dar la obediencia a los Reyes de Castilla,sino que les harán guerra a fuego y a sangre, y los matarán y les cautivarán , etc.Como si el Hijo de Dios, que murió por cada uno de ellos, hubiera en su ley mandado cuando dijo: Juntes docente omnesgentes, que se hiciesen requerimientos a los infieles pacíficos y quietos y que tienen sus tierras propias, y sino la recibiesen luego sin otra predicación y doctrina, y sino se diesen asimismo al señorío del rey que nunca oyeron ni vieron especialmente, cuya gente y mensajeros son tan crueles, tan despiadados y tan horribles tiranos, perdieron por elmismo caso la hacienda y las tierras, la libertad, las mujeres e hijos, con todas sus vidas, que es cosa absurda y estulta y digna de todo vituperio, y escarnio e infierno. Así que, como llevase aquel triste y malaventurado gobernador instrucción que hiciese los dichos requerimientos, para más justificarlos, siendo ellos de sí mismos absurdos, irracionables e injustísimos, mandaba a los ladrones que enviaba lo hacían cuando acordaban de ir a saltear y robar algún pueblo de que tenían noticia tener oro, estando los indios en sus pueblos y casas seguros; íbanse de noche los tristes españoles salteadores hasta media legua del pueblo y allí aquella noche entre sí mismos apregonaban o leían el dicho requerimiento diciendo:”caciques e indios de esta tierra firme, de tal pueblo, hacemos os saber que hay un Dios, y un Papa, y un rey de Castilla que es señor de estas tierras, venid luego a le dar obediencia etc., y si no, sabed que os haremos guerra, y mataremos y cautivaremos, etc.” Y al cuarto del alba, estando los inocentes durmiendo con sus mujeres e hijos, daban en el pueblo, poniendo fuego a las casas, que comúnmente eran de paja, y quemaban vivos los niños y mujeres, y muchos de los demás antes que acordasen mataban los que querían y los que tomaban a vida mataban a tormentos porque dijesen de otros pueblos de oro, o de más oro de lo que allí hallaban, y los que restaban herrában los por esclavos;iban después, acabado o apagado el fuego, a buscar el oro que había en las casas. de esta manera y en estas obras se ocupó aquel hombre perdido con todos los malos cristianos que llevó, desde el año de catorce hasta el año de veinte y uno o veinte y dos enviando en aquellas entradas cinco y seis y más criados, por los cuales le daban tantas partes (allende de la que le cabía por capitán general)de todo el oro y perlas, y joyas que robaban y de los esclavos que hacía.Lo mismo hacían los oficiales del rey, enviando cada uno los más mozos o criados que podía; y el Obispo primero de aquel reino enviaba también sus criados, por tener su parte en aquella granjería. Más oro robaron en aquel reino (a lo que yo pueda juzgar) de un millón de castellanos, y creo que me acorto, y no se hallará que enviaron al rey sino tres mil castellanos de todo aquello robado, y más gentes destruyeron de ochocientas mil ánimas.Los otros tiranos gobernadores que allí sucedieron hastael año de treinta y tres, mataron y consintieron matar con la tiránica servidumbre que a las guerras sucedió los que restaban.

Entre infinitas maldades que éste hizo y consintió hacer el tiempo que gobernó fue, que dándolo un cacique o señor de su voluntad, o por miedo (como más es verdad), nueve mil castellanos, no contentos con ésto, prendieron al dicho señor, y átanlo a un palo sentado en el suelo, y extendidos los pies pónenle fuego a ellos porque diese más oro y él envió a su casa y trajeron otros tres mil castellanos, tórnanle a dar tormentos, y él no dando más oro porque no lo tenía o porque no lo quería dar, tuviéronle de aquella manera hasta que los tuétanos le salieron por las plantas, y así murió.Y de estos fueron infinitas veces las que a señores mataron y atormentaron , por sacarles oro.

Otra vez, yendo a saltear cierta capitanía de españoles, llegaron a un monte donde estaba recogida y escondida por huir de tan pestilenciales y horribles obras de los cristianos, mucha gente, y dando de súbito sobre ella tomaron setenta u ochenta doncellas y mujeres, muertos muchos que pudieron matar. Otro día juntáronsemuchos indios, e iban tras los cristianos peleando por el ansia de sus mujeres e hijas, y viéndose los cristianos apretados no quisieron soltar la cabalgada sino meten las espadas por las barrigas de las muchachas y mujeres, y no dejaron de todas ochenta una viva.Los indios que se les rasgaban las entrañas de dolor, daban gritos y decían : “¡Oh malos hombres, crueles cristianos, a las iras matáis!”; ira llaman en aquella tierra a las mujeres, cuasi diciendo ,matar las mujeres señal es de abominables y crueles hombres bestiales. A diez o quince leguas de Panamá estaba un gran señor que se llamaba Paris, y muy rico de oro; fueron allá los cristianos y recibióles como si fueran hermanos suyos, y presentó al capitán cincuenta mil castellanos de su voluntad; el capitán y los cristianos parecióles que quien daba aquella cantidad de su gracia que debía de tener mucho tesoro (que era el fin y consuelo de sus trabajos), disimularon y dicen que se quieren partir, y tornan al cuarto del alba y dan sobre seguro en el pueblo quémanlo, con fuego que pusieron, mataron y quemaron mucha gente y robaron cincuenta o sesenta mil castellanos otros; y el cacique o señor escapóse, que no le mataron o prendieron. Juntó presto la más gente que pudo y al cabo de dos o tres días alcanzó a los cristianos que llevaban sus ciento y treinta o cuarenta mil castellanos y da en ellos varonilmente y mata cincuenta cristianos y tómales todo el oro, escapándose los otros huyendo y bien heridos.Después tornan muchos cristianos sobre el dicho cacique, y asoláronle a él y a infinita de su gente y los demás pusieron y mataron en la ordinaria servidumbre. Por manera que no hay hoy vestigio ni señal de que haya habido allí pueblo ni hombre nacido, teniendo treinta leguas llenas de gente de señorío.De estas no tienen cuento las matanzas y perdiciones que aquel mísero hombre con su compañía en aquellos reinos (que despobló) hizo.


 

 

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