DECADAS

DEL NUEVO MUNDO
DECADA
TERCERA: LIBRO I
Capítulo III
Prosigue la expedición-Vasco viendo el Pacífico-El
cacique Chiapes, les ataca; es vencido y reconciliado-Pasa lo
mismo con Coquera.
Dejando en Cuarecua muchos
de los compañeros, que no acostumbrados aún a tantos
trabajos y hambre habían caído enfermos, tomó
guías en Cuarecua y se encaminó a las cumbresde
las montañas.
Desde la corte de Poncha hasta dar vista al otro mar, medía
un espacio de seis jornadas cortas; sino que, impedido por varias
desgracias y por extrema necesidad de todo, no pudo andarlo en
menos deveinticinco días.
Por fin el 25 de Septiembre
los cuarecanos mostraron unas altas cumbres desde las cuales
se podía ver el otro mar que deseaban. Las miró
Vasco atentamente , mandó parar la tropa, fue delante
él solo, y ocupó el vértice primero que
ninguno. Postrándose en tierra, hincado de rodillas y
alzando al cielo las manos, saludó al mar Austral y escribe
que dio infinitas gracias a Dios y a todos los santos del cielo,
que le habían guardado la palma de una empresa tan grande
a él queno era hombre de gran ingenio, ni de letras, ni
de la nobleza. Hechas las oraciones sagradas a su modo de soldado,
llamó a sus camaradas; y señalando con la mano
derecha, les hizo ver el deseado mar. Cayendo otra vez de rodillas,
pide al cielo, y principalmente a la Virgen Madre de Dios , que
proteja la empresa fausta y felizmentecomenzada y les permita
reconocer las tierras que ven debajo de sus pies. Lo mismo hacen
todos sus compañeros, dando gritos de alegría.
(...) en señal de posesión
erigieron por aras unos montes de piedras a derecha e izquierda
para que la posteridad no los acuse de mentirosos; bajando de
la cumbre de las montañas, haciendo incisiones en la corteza
de muchos árboles escribía el nombre del Rey de
Castilla , y levantaba por todas partes montones de piedra hasta
que llegaron a la corte del cacique austral que se llamaba Chiapes.
(...) guiado por los chiapeos
y por el mismo Chiapes, al cuarto día descendieron alegres
de las cimas de las montañas a la anhelada costa.
Delante de testigos y de los escribanos reales, adjudicaron al
imperio castellano todo aquel mar y todas las tierras adyacentes
a él. Dejó con Chiapes parte de los compañeros
para poder más libremente explorarlo todo (...) |