DECADAS
(...) Los del Darién tienen muchas clases de frutas de árboles indígenas, de vario sabor y saludable para uso de los hombres(...) Cultivan el árbol guayano que da una fruta muy semejante a la de los cidros, vulgarmente llamados limones, de sabor agrio mezclado con dulce.Abundan asimismo de piñones y de dátiles varios, mayores que los que nosotros conocemos, pero que por su aspereza no valen para comer.
Es cierto que se crían
espontáneamente y en cualquier parte palmillas estériles,
que sin embargo,son ellas de comer y crían hojas para
escobas. El guarauaná, que es mayor que el naranjo, cría
una fruta grande igual a la cidra. Hay otro árbol casi
como el castaño; da un fruto semejante a un higo, más
grande, de dulce y saludable sabor.El mameyo, es otro árbol
que produce un fruto del tamaño de la naranja, y cuyo
sabor no es inferior al del más rico melón.El guananalá
da una fruta menor que las otras, pero de olor aromático
y más sabrosa que ninguna. Otra fruta dice el invictísimo Rey Fernando que ha comido traida de aquellas tierras, que tiene muchas escamas y en la vista, forma y color se asemeja a las piñas de los pinos, pero en lo blanda al melón y en el sabor aventaja a toda fruta de huerto; pero no es árbol, sino hierba muy parecida al cardo o al acanto. El mismo rey le concede la palma.(...) Cavan también de la tierra unas raíces que nacen naturalmente y los indígenas las llaman batatas, cuando yo las ví las juzgué nabos de Lombardía o gruesas criadillas de tierra. De cualquier modo que se aderecen, asadas o cocidas no hay pasteles ni ningún otro manjar de más suavidad y dulzura: la piel es algo más fuerte que en las patatas y los nabos y tienen color de tierra, pero la carne es muy blanca. También se siembran y cultivan en los huertos (...) la yuca (...)También se comen crudas, y entonces imitan el gusto de la castaña verde, pero son más dulces. (...) |
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