Un período de transición:
De Obaldía, Mendoza y Arosemena


Carlos Antonio Mendoza

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Dra. Patricia Pizzurno
Dr. Celestino Andrés Araúz

Tanto las gestiones de Obaldía (1908-1910), de Mendoza (marzo-septiembre 1910) y de Pablo Arosemena (1910-1912), no presentan grandes cambios dentro del panorama nacional. Panamá, aún continúa transitando lentamente por el siglo XIX, sin que estos gobernantes rompan del todo las anquilosadas estructuras heredadas de Colombia. Aún habrá que esperar la llegada de Porras al poder en 1912 para entrar de lleno en el siglo XX. Aunque se realizaron algunas reformas , en realidad,las mismas fueron todavía tibias y no le cambiaron la fisonomía a Panamá, ni modernizaron las estructuras, excepto a el Estado. Cierto es también, que estos tres gobernantes, no ocuparon el poder más que un par de años cada uno y en el caso de Mendoza apenas unos meses, lo que resulta insuficiente para acometer obras reformistas de largo alcance.

Sea como fuere, durante estos cuatro años, el país es testigo del enfrentamiento entre los dos Partidos Políticos, y de la escisión del Liberal. No obstante, la actividad política no deja tiempo para ocuparse de otras tareas. Así, aún se carece de códigos nacionales, de caminos de penetración, de carreteras, la construcción del ferrocarril de Chiriquí se transforma en una ardua y estéril polémica, se está condenado a un sistema telegráfico obsoleto y en desuso, heredado de los franceses y circunscrito a la ruta de tránsito, el interior del país vive de espaldas e incomunicado con la capital y en un atraso espantoso, no existe una producción nacional y la educación hace lentos progresos en virtid de la falta de maestros

Durante la administración de Obaldía se incrementó notablemente la inversión extranjera, sobre todo estadounidense. Se otogaron grandes extensiones de tierra en las Provincias de Bocas del Toro, Chiriquí, Veraguas , Colón y Panamá para la explotación agrícola, forestal, industrial y minera. Por ello el gobierno fue duramente criticado.

Habida cuenta que el nuevo Presidente había surgido de las filas del partido conservador, intentó realizar un gobierno de conciliación nacional, en el que los Estados Unidos estaba muy interesado. Pero sin duda, uno de sus proyectos más caros fue fomentar la instrucción pública. En consecuencia, durante su breve administración se construyeron el Instituto Nacional y el Colegio de Artes y Oficios.

En marzo de 1910, De Obaldía falleció inesperadamente. Como el Primer Designado José Agustín Arango había muerto el año anterior, ocupó el poder Carlos A. Mendoza en su carácter de segundo Designado y cuyo período finalizaba en el mes de septiembre, cuando la Asamblea Nacional debía elegir nuevos vicepresidentes. Como muy pronto Mendoza mostró interés en reelegirse, los meses de su gobierno se transformaron en una verdadera pulseada entre los partidarios y los detractores de su reelección tanto a lo interno, como con los Estados Unidos. Mendoza no resultaba una figura grata en el Departamento de Estado por dos razones fundamentales, a saber: se había opuesto al artículo 136 de la Constitución Nacional y, además, era mulato. A través de su Encargado de Negocios en Panamá, Richard Marsh, Estados Unidos se encargó de desprestigiar a Mendoza y amenazar a la Asamblea Nacional para que eligiera a Samuel Lewis, como Designado.

Fuera de ello, Mendoza demostró dotes de gran organizador, que ya había manifestado cuando ocupó la cartera de Hacienda. También viajó al interior del país y quedó asombrado por el atraso que imperaba fuera de las ciudades terminales. Se propuso, también, establecer correctivos en la recaudación de impuestos y erradicar la corrupción imperante.

Finalmente, en el mes de septiembre, la Asamblea eligió a Pablo Arosemena, a la sazón Ministro de Panamá en Chile, como Designado encargado del Poder Ejecutivo. Esta resultó ser una solución salomónica, pues la Asamblea se opuso a elegir a Lewis, en tanto que los Estados Unidos no comulgaban con Belisario Porras que era el favorito del cuerpo electoral. Pero además, hubo un pacto de caballeros entre Pablo Arosemena y Porras, por el cual éste declinó su candidatura como Designado en 1910, a cambio de que aquél apoyara su candidatura para la Presidencia de la República en 1912. Entretanto, Porras sería nombrado Ministro en Washington.

Pablo Arosemena asumió en octubre de 1910, con la firme promesa de que no intentaría reelegirse, pero muy pronto se hizo evidente que no eran esas sus intenciones. Casi de inmediato, también, llegaron las acusaciones de nepotismo, manejo desordenado del tesoro y mala utilización de los fondos públicos, al extremo que la Asamblea Nacional le prohibió al Ejecutivo contratar empréstitos en los Estados Unidos. A mediados de 1911, se hizo evidente que Arosemena aspiraba a la reelección en 1912. En consecuencia, arreciaron los ataques en contra de Porras a quien se acusó de entreguista a los Estados Unidos y se le destituyó de la Legación en Washington. Esta situación selló la división del Partido Liberal que, a partir de entonces, ya no presentó un candidato único.

Siguiendo el mandato constitucional que establecía retirarse de la presidencia seis meses antes, para poder ser reelegido, a comienzos de 1912, Pablo Arosemena se separó del cargo. En su lugar debía quedar el primer Designado Federico Boyd, quien se negó a ocupar la presidencia por el clima imperante y la corruptela electoral. De manera que fue Rodolfo Chiari en su carácter de segundo Designado quien se hizo cargo del gobierno. De inmediato adoptó una serie de recortes presupuestarios, así como otra serie de medidas tendientes a mejorar el manejo de las finanzas públicas. Las quejas de sus partidarios por la adopción de estos correctivos , así como la escasa simpatía que despertó en Washington su candidatura hicieron que Pablo Arosemena regresara a la presidencia en el mes de marzo. Aunque renunció a sus aspiraciones no desistió de presentarle un contrincante a Porras y para ello candidatizó a Pedro A. Díaz .

Una vez más, en 1912, se recurrió a Washington para garantizar la pureza del sufragio. En esta oportunidad , Estados Unidos supervigiló las elecciones presidenciales por lo cual le cobró al gobierno más de 10 mil dólares. Las elecciones de este año se organizaron en la Legación de los Estados Unidos en Panamá al frente de la cual estaba H. Percival Dodge. El 30 de junio de 1912, resultó electo Belisario Porras, lo que provocó que el gobierno nacional acusara a los supervisores de parcialidad y favoritismo. Con Porras se inauguró una década de profundas transformaciones para el país gracias a las culaes Panamá se insertó tardíamente en el siglo XX.

 

 


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