La iniciación republicana (1904-1912)

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Dra. Patricia Pizzurno
Dr. Celestino Andrés Araúz

Cuando en noviembre de 1903, Panamá surgió a la vida independiente, poseía aproximadamente 300.000 habitantes, sin incluir a los pueblos indígenas. Las primeras cifras oficiales provienen de la Oficina del Censo en 1911, fecha en la cual la población llegó a 341.000 habitantes y las rentas anuales se elevaban a 4 millones de dólares. La Provincia de Panamá poseía 103.000 habitantes, siendo la más poblada del país y la ciudad capital alojaba a 70.000 pobladores. Sin duda, se trataba de una megalópolis en comparación con las restantes ciudades del país. Además, era un núcleo cosmopolita, en el que estaban representadas de 20 a 30 nacionalidades y prácticamente todas las razas y sus posibles mezclas.

Según la Oficina de Censo la composición étnica de la población era la siguiente: el 56.99 % eran razas morenas derivadas; el 14.54% eran negros; 14.02 % eran indios; 13.76 % eran blancos y 0.69% eran de la raza amarilla.

De acuerdo con cálculos posteriores el analfabetismo superaba el 70 %, en 1903, de manera que por lo menos 200.000 personas no sabían leer y escribir. De modo que una de las grandes preocupaciones de los primeros gobiernos nacionales fue el fomento de la educación, denominada entonces instrucción pública. También se constituyó en una de las luchas más titánicas pues los padres, sobre todo en el medio rural, se oponían a que sus hijos concurrieran a las escuelas. Muchos años después las cifras aún eran desmoralizadoras. En 1920, apenas el 27% de los niños en edad escolar asistía a las escuelas y de ellos sólo el 6% proseguía estudios secundarios.

Como señalara en 1938, Aníbal Ríos, a la sazón, Secretario de Educación, habíamos nacido a la vida independiente "ante la desconsoladora realidad de un pueblo analfabeta". Pese a que la Constitución de 1904 estableció la obligatoriedad de la educación primaria, la medida difícilmente se logró aplicar.

En otros aspectos nuestro país resultó más favorecido. A diferencia de otras naciones que surgieron a la vida independiente con crecidas deudas de guerra, por el contrario Panamá nació con un superávit: diez millones de dólares que los Estados Unidos le otorgó como compensación. Ellos le sirvieron para pagar los sobornos que recibió la tropa, así como para cubrir los gastos de la administración. Como ya señalamos, seis de dichos millones se transformaron en los Millones de la Posteridad, colocados en hipotecas en Nueva York y que le rendían intereses a la República aproximadamente de unos 300.000 dólares anuales. Si tenemos en cuenta que para 1911 las rentas anuales del Estado eran de cuatro millones, los Millones de la Posteridad eran una buena tajada. Pero, en 1903, no existía una infraestructura económica medianamente desarrollada, ni vías de comunicación, ni caminos de penetración que le aseguraran a los campesinos la colocación de sus productos, razón por la cual, la balanza comercial fue siempre deficitaria para la República. Panamá no producía nada y lo importaba todo, lo que en poco tiempo dio como resultado que el país tuviera que endeudarse en el extranjero. Ya para 1911, la deuda externa sumaba varios millones de dólares.

La burguesía comercial de las ciudades terminales, cuyos miembros llevaron adelante la separación de Colombia, fueron también quienes controlaron las riendas de los diferentes gobiernos que se sucedieron en el poder. De manera que en estos primeros años hay una simbiosis de intereses difícil de separar. Los intereses del gobierno nacional y de los comerciantes aparecen hermanados, es más, son los mismos. Como es natural, estos comerciantes aspiraban a abastecer a la Zona del Canal, a los barcos en tránsito y a satisfacer todos los requerimientos que surgieran, pero rápidamente comprobarían que sus ideales no coincidían con los de los Estados Unidos. Fue así que surgieron los primeros choques y controversias.

Otro hecho interesante que vale la pena mencionar, es que la separación fue realizada principalmente, por miembros del Partido Conservador. Si bien, algunos liberales prominentes intervinieron en el movimiento, como fueron los casos de Eusebio A. Morales, Carlos A. Mendoza, Domingo Díaz y Guillermo Andreve. Aunque, estos y otros liberales ocuparon cargos en la Junta Provisional de Gobierno, no ocurrió lo mismo durante la administración de Amador Guerrero. En realidad el primer cuatrienio de vida republicana estuvo dominado por los conservadores. Sabiendo que su permanencia en el poder no resistiría la prueba del voto popular, los conservadores trataron de perpetuarse en el poder utilizando las viejas prácticas heredadas de Colombia, tales como la alteración de los resultados, el fraude y la violencia.

En previsión de esta situación los Estados Unidos habían presionado para la inserción del artículo 136 en la Constitución, con el fin de evitar guerras civiles y golpes de Estado. Lo cierto es que tanto los conservadores como los liberales, utilizaron este artículo para su propio beneficio para evitar la alternabilidad en el poder. Sea como fuere, lo cierto es que, a partir de las elecciones de 1908, el minoritario partido conservador prácticamente desapareció y, en lo sucesivo, sus miembros tuvieron que aliarse con los diferentes sectores del liberalismo dividido.

Detrás, subyacía una extraordinaria dependencia económica hacia los Estados Unidos, que asfixiaba cualquier iniciativa independiente. Según cálculos de la época, el 90% de las exportaciones nacionales de productos naturales como concha de carey, madreperla, café, caucho, tagua o marfil vegetal, cacao,y otros, se vendía en los Estados Unidos y el 75% de lo que Panamá importaba procedía de este mercado. En realidad, más que la dependencia política, Panamá resentía la dependencia económica que se vio fortalecida, por estos años, por la Diplomacia del Dólar. Estados Unidos no tenía más que disminuir o suspender las exportaciones o las importaciones para ahogar el mercado nacional. Ello, sin olvidarnos que la amenaza de cortar el crédito de la República con cualquier institución bancaria estadounidense, doblegaba al político más rebelde.

 

 


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