a revolución de Fidel Castro tuvo hondas repercusiones en el mundo entero, pero particularmente, en América Latina, donde la epopeya presentaba a un grupo de jóvenes idealistas mal armados y entrenados, derrotando a un ejército apoyado por los Estados Unidos y derrocando a un dictador corrupto y enquistado en el poder con el favor de Washington. Castro y sus compañeros, como el Che Guevara, se transformaron en la inspiración de toda una generación de latinoamericanos. Panamá no fue la excepción y aquí también un grupo de jóvenes trató de emular las proezas castristas. Al calor del ejemplo cubano se formó el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) como reacción al dominio norteamericano. A imitación de los rebeldes de la Sierra Maestra, los miembros de MAR se trasladaron Cerro Tute en las montañas de Veraguas, donde pensaban establecer su Cuartel Central .
La Guardia Nacional envió al capitán Omar Torrijos para dispersar a los revolucionarios y en los enfrentamientos que se suscitaron murieron dos rebeldes
Eduardo Blanco y Rodrigo Pinzón. A raíz de ello, se produjeron desórdenes en Panamá y Colón y la Asociación de Profesores también se pronunció a favor de los alzados. Pese a las bajas, la lucha continuó y se extendió a Colón donde apareció otro foco sedicioso. No obstante, las limitaciones de todo tipo que afrontaban los rebeldes, los llevaron a deponer la lucha. Los Comandantes de MAR, Samuel Gutiérrez y Jaime Padilla Béliz lograron asilarse en la Embajada de Chile.
Ya para entonces circulaban rumores en la capital de que un grupo de cubanos habían desembarcado en las playas panameñas con el objetivo de derrocar al Presidente de la Guardia. Se sindicó como el principal responsable a Roberto Arias Guardia, hijo del ex Presidente Harmodio Arias, quien buscó asilo en la Embajada del Brasil, gracias a lo cual logró salir del país. Incluso su esposa, la célebre bailarina Dame Margot Fonteyn fue detenida para ser interrogada y logró ser puesta en libertad después que la Embajada británica intercedió a su favor.
Entretanto, el Embajador de Panamá en Washington el ex Presidente Ricardo Arias Espinosa denunció que en Cuba se estaba organizando una nueva expedición invasora. Valdría la pena investigar qué vínculos hubo entre el movimiento de Cerro Tute y la invasión cubana, pues no sólo coincidieron cronológicamente sino que también ambos movimientos perseguían, al parecer, el mismo fin.
Cuando el gobierno nacional le solicitó explicaciones a Fidel Castro, éste manifestó que no tenía conocimiento de los hechos y que Cuba no intervendría en la política interna de otros países. Entretanto, se supo que en la playa de Varadero se había incautado armamento con destino a Panamá y que más de cien personas habían sido arrestadas.
Para rechazar esta agresión, el gobierno de la Guardia recurrió a la OEA, para que a través del TIAR se adoptaran las medidas necesarias para frenar la invasión. Se nombró una Comisión Investigadora integrada por varios Embajadores , gracias a cuyas gestiones se frustró la invasión. Pero las relaciones entre Cuba y Panamá se enfriaron. Los negociadores cubanos buscaban la rendición de sus compatriotas a cambio de que se les permitiera regresar a la isla con su armamento. En tanto, la actitud de Panamá fue tomar prisioneros a los cubanos y panameños que desembaracaron en la Playa de Santa Clara y en Nombre de Dios, así como incautarles el armamento.
En consecuencia, el Ministro cubano declaró que era vergonzosa la actitud panameña de recurrir a la OEA para repeler una invasión de apenas 80 hombres . El gobierno panameño señaló que recurrió a la OEA para evitar un conflicto internacional serio.