risis política y bonanza económica.Los gobiernos de Juan Demóstenes Arosemena y Augusto Samuel Boyd
Después de las difíciles elecciones de 1936, Juan Demóstenes Arosemena asumió la presidencia en medio de funestos y sombríos presagios. Ello pareció corrobarrse cuando se produjeron varios conatos de golpe, asonadas y levantamientos. Esta situación provocó que el poder civil prácticamente se sujetara al policial que a partir de entonces comenzó a adquirir cada vez más relevancia.
Pese a este panorama tan desconsolador, el gobierno realizó, en líneas generales , una buena labor . El Presidente legisló acertadamente en cuanto a cultura y educación con el objetivo de elevar el nivel de vida de los panameños. Con tal fin, se creó la Escuela Normal de Santiago de Veraguas y se atendieron las necesidades más urgentes del interior del país.También durante su gestión se realizaron en Panamá los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, para lo cual el gobierno construyó el Estadio Nacional, la Piscina Olímpica y el Gimnasio. Pero, sin duda, uno de los proyectos más caros de Arosemena fue la reforma de la Constitución Nacional que no se llevó a efecto pues, en diciembre de 1939, el primer mandatario falleció sin que se adoptaran las medidas necesarias.
Poco antes de su muerte, se formó el Jurado Nacional de Elecciones , integrado mayormente por partidarios de Arnulfo Arias, quien había sido postulado por la Coalición Nacional, integrada por los Partidos Nacional Revolucionario, Conservador, Liberal, Demócrata y el Liberal Unido. Entretanto, Ricardo J, Alfaro también fue candidatizado por el Frente Popular integrado por los Partidos Liberal Doctrinario, Socialista y Liberal Renovador. Acción Comunal, por su parte, denunció las irregularidades cometidas en la elección del Jurado Nacional de Elecciones, al tiempo que acusó al Presidente Arosemena de fascista y llamó a su administración "régimen de los desatinos", respaldando la postulación de Alfaro.
La muerte del Presidente Arosemena no alteró los planes trazados por el gobierno. Su sucesor Augusto Samuel Boyd, se plegó, sin dificultad, a los lineamientos ya establecidos.
De inmediato, se puso de manifiesto que el candidato oficial era Arnulfo Arias quien ,en diciembre de 1939, regresó al país, después de haber ocupado el cargo de Ministro de Panamá en París. A poco de llegar dio a conocer su célebre Doctrina Panameñista que rechazaba el tutelaje extranjero, la inmigración indeseable y hacía un llamado a rescatar y proteger nuestros componentes étnicos tradicionales. Este nacionalismo a ultranza tomada de Acción Comunal y reforzado durante su estancia europea, cuando estaban en boga las ideologías con una fuerte carga nacionalista, le atrajo muchos seguidores.
Por su parte, Alfaro regresó de Washington y de inmediato denunció que Arias era el candidato del gobierno, así como también los métodos brutales empleados por la Policía contra sus seguidores.
Poco después, en marzo de 1940, se organizó la Guardia Cívica Nacional a cargo del Teniente Coronel Nicolás Ardito Barletta, cuyo objetivo era sostener la candidatura de Arias. En realidad, se trataba de cuerpos militares casi tropas de choque o asalto como las de los países totalitarios. Al parecer, los seguidores de Alfaro intentaron organizar una sublevación, pero la misma no se materializó, por lo cual no les quedó otro camino que seguir denunciando los abusos cometidos por el gobierno.
El 31 de mayo de 1940 , pocos días antes de las elecciones Alfaro publicó un Memorándum en el que negaba enfáticamente que el Frente Popular estuviera organizando un movimiento subversivo, pero acusaba al gobierno de Boyd de perseguir a sus copartidarios y de utilizar indebidamente los dineros del Tesoro a favor de la campaña de su contrincante. Es más, le solicitaba al pueblo que no se presentara a emitir su voto el día 2 de junio, en señal de protesta.
Sea como fuere, las elecciones se llevaron a cabo ese día, con la exclusiva participación de Arnulfo Arias, quien recibió una mayoría abrumadora de votos. Pero la conciliación nacional no llegó y Ricardo J. Alfaro tuvo que trasladarse a los Estados Unidos, donde residió hasta el derrocamiento del Presidente Arias.