CONSULTORIO MEDICO Según los expertos las duchas vaginales pueden ser peligrosas

Dr. Hiller
Estimado Dr. Hiller: Mi nuevo marido se ha sorprendido al descubrir que yo nunca me ducho vaginalmente. Creía simplemente que todas las mujeres lo hacían para mantener su higiene íntima. Lo convencí de que eso no es necesario, pero ahora me pregunto si quizá también yo debería ducharme vaginalmente. ¿Son las duchas vaginales una parte importante de la higiene femenina?. Estimado lector: Ducharse vaginalmente no sólo es innecesario sino que además puede ser una práctica nociva para la salud. Varios estudios médicos han encontrado una relación entre estas duchas y el aumento de los niveles de infección vaginal y de las inflamaciones pélvicas. También hay pruebas que sugieren que quizá aumenten el riesgo de contraer otros males, tales como nacimientos prematuros, embarazos ectópicos (embarazos fuera del útero) y quizá cáncer de cuello uterino. La irrigación de la vagina, una práctica conocida como ducha vaginal, está considerada cada vez más como una práctica anticuada que puede llevar aparejado el riesgo de contraer alguna enfermedad. Aún así, entre un 25 y un 30% de las estadounidenses todavía se duchan vaginalmente con regularidad. Casi la mitad de estas mujeres utilizan productos preparados comercializados a tal efecto que son profusamente publicitados como una forma de mantener una sensación de frescura íntima. Otras mujeres se duchan simplemente con agua o con soluciones caseras como por ejemplo una mezcla de vinagre y agua. A pesar de estas soluciones caseras, incluso éstas duchas pueden ocasionar problemas. Las mujeres se duchan vaginalmente por una gran variedad de motivos, pero la mayoría dice hacerlo para mantenerse limpias. Menos a menudo, algunas mujeres dicen que se duchan en un intento de prevenir cualquier infección o para controlar su salud vaginal, un número relativamente pequeño de ellas dicen que se duchan para no quedar embarazadas. A pesar de que la ducha vaginal quizá reduzca potencialmente la fertilidad tanto a corto como a largo plazo, no es un medio anticonceptivo, eficaz contra un embarazo. El esperma se desliza rápidamente y un número significativo de espermatozoides puede alcanzar el útero antes de que el agua los arroje o los elimine. En algunos casos, las duchas vaginales pueden producir incluso el efecto contrario al deseado, pues disminuye la capacidad de los espermicidas o pueden empujar hacia el útero el esperma que aún permanezca en la vagina. La salud natural de la vagina se consigue mediante el automantenimiento. El flujo normal y constante de secreciones vaginales limpia y protege los tejidos vaginales, también las bacterias "buenas" viven en la vagina -especialmente las conocidas como lactobacilos- producen sustancias que frenan el crecimiento de bacterias indeseables y de hongos. Las duchas vaginales alteran el medio normal de la vagina al reducir el número de bacterias "buenas" al eliminar las mucosas protectoras y al alterar el equilibrio ácido/base, lo que deja a la vagina en una situación de vulnerabilidad ante la infección. Una investigación dirigida por el doctor de Harvard Andrew Onderdonk, reveló que los cambios en la población bacteriana normal se observaban a los diez minutos de una ducha vaginal. Los cambios eran muchos más drásticos en duchas vaginales en las que se habían empleado soluciones que contenían yodo, más incluso de los que se producían en aquellas que contenían ácido acético (vinagre). Las conclusiones de esta investigación fueron publicadas en el ejemplar de septiembre de 1992 de la revista especializada Obstetrics and Gynecology. Las duchas vaginales han sido estrechamente relacionadas con el aumento de la infección vaginal más común, llamada vaginosis bacteriana. Las mujeres que han desarrollado la vaginosis bacteriana quizá adviertan cambios en sus flujos vaginales, incluyendo un olor desagradable, y algunas experimentarán picores vaginales o sensación de quemazón. Otras mujeres con vaginosis bacteriana no notan signos o síntomas de padecerla. Si no se trata, la vaginosis bacteriana puede progresar hasta convertirse en una enfermedad más grave conocida como Enfermedad de la Pelvis Inflamada (EPI). No hay que sorprenderse; el crecimiento de la EPI se observa sobre todo en mujeres que se duchan vaginalmente. Algunas veces la EPI no se manifiesta, pero en otros casos provoca un dolor crónico. En ciertos casos, ocasiona cicatrices internas que pueden llevar a una disminución de la fertilidad. La EPI es la mayor causa de infertilidad de los Estados Unidos. A causa de la EPI, cada año se producen 70.000 embarazos ectópicos, y 100.000 mujeres se convierten en estériles. El problema comienza cuando los microorganismos que producen la enfermedad se trasladan de la vagina al interior del útero, la trompa de Falopio y/o los ovarios. Las mujeres que se duchan vaginalmente son más propensas a almacenar reservas de bacterias nocivas que pueden producir una EPI, además es posible que sea precisamente el acto de la irrigación vaginal el que físicamente hace que dichas bacterias se introduzcan en el útero. Aunque las mujeres que se duchan vaginalmente tienen en una tasa mucho más alta de ciertos problemas de salud, que aquellas que no lo hacen, esta simple correlación es insuficiente para establecer una relación causa y efecto. Hay varios factores que hacen imposible aclarar esa relación. Un ejemplo, algunas mujeres se duchan para tratar ciertos síntomas vaginales, en cuyo caso la ducha es posterior al problema causante. Sin embargo, los investigadores están intentando analizar esos factores confusos dentro de unos márgenes, aún así aseguran que la ducha vaginal parece que está en relación directa con el aumento del riesgo de contraer alguna enfermedad, especialmente vaginosis bacteriana y EPI. Un artículo aparecido en el ejemplar de agosto de 1999 de la publicación especializada Archives of Pediatric and Adolescen Medicine, estudiaba los datos disponibles acerca del impacto potencial que las duchas vaginales causaban en el estado de salud de las mujeres jóvenes. Los autores de este estudio Jeanne Merchan, Kim Oh y Lorraine Klerman, concluían: "Puesto que se ha demostrado que la ducha vaginal está relacionada con la vaginosis bacteriana, la Enfermedad de la Pelvis Inflamada, y el embarazo ectópico, y porque no se aprecia ningún efecto positivo sobre las que la practican, las duchas vaginales no deben ser recomendadas en absoluto a las adolescentes y a las jóvenes". Las conclusiones de estos científicos médicos parece que han tenido cierta repercusión en la opinión que sobre esta cuestión prevalece en la actualidad. Es difícil que unas recomendaciones médicas u otras formas de presión cultural haga que ciertas mujeres acepten la idea de que las secreciones y los olores forman parte de una vagina sana. Algunas secreciones resultan beneficiosas en determinados flujos vaginales. Esto es normal y no es un síntoma de una mala higiene. La ducha vaginal es una práctica especialmente muy común en ciertos grupos étnicos, como por ejemplo en las afroamericanas. El número de mujeres afroamericanas que dicen ducharse vaginalmente es de dos a tres veces mayor que el de mujeres blancas que lo hacen. Esta práctica sigue siendo muy común entre las mujeres jóvenes. El Informe de 1995 sobre el Crecimiento Familiar, elaborado por el Centro Nacional para las Estadísticas sobre la Salud, indicaba que un 28% de las mujeres afroamericanas en edades comprendidas entre los 20 y los 24 años se duchaban vaginalmente con regularidad, así como un 16% de las que tenían entre 15 y 19 años. Si la simple higiene normal no hace que usted se sienta lo suficientemente limpia, o si la cantidad, apariencia u olor de sus flujos vaginales le preocupa, lo más inteligente es acudir a un médico antes que ducharse vaginalmente. Su médico podrá determinar si sus molestias ante esta situación responden a un hecho perfectamente normal o son un síntoma de una enfermedad subyacente. Es muy importante evitar ducharse antes de una visita al médico. Las duchas vaginales pueden eliminar temporalmente u ocultar la naturaleza y la causa de las secreciones en cuestión y pueden hacer que empeore cualquier posible infección al debilitar a la vagina facilitando la acción de las bacterias dañinas. En algunas situaciones -por ejemplo en ciertas infecciones o tras algunas intervenciones quirúrgicas o radioterapias para cáncer del aparato reproductor-, su médico quizá le recomiende la práctica de ciertas duchas vaginales. La recomendación de evitar a toda costa las duchas vaginales no debe aplicarse en esas circunstancias médicas especiales.
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En algunas situaciones -por ejemplo en ciertas infecciones o tras algunas intervenciones quirúrgicas o radioterapias para cáncer del aparato reproductor-, su médico quizá le recomiende la práctica de ciertas duchas vaginales. La recomendación de evitar a toda costa las duchas vaginales no debe aplicarse en esas circunstancias médicas especiales.
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