VACAS LOCAS Nueva encargada especial deberá poner orden y superar criticas

Berlín
EFE
Alemania acaba el año en estado de alerta ante la crisis de las "vacas locas" y el Gobierno trata de superar la desorientación y las críticas con el nombramiento de una encargada especial que deberá solucionar problemas de competencias. En apenas un mes, el Gobierno de Berlín ha pasado de asegurar que Alemania era una 'isla' exenta de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) a enfrentarse con la aparición de siete casos de reses nativas afectadas por el mal. El dedo acusador se dirige al ministro de Agricultura, Karl-Heinz Funke. Después de que un semanario revelara el viernes que Funke fue advertido por expertos alemanes en abril sobre la inminencia de estos casos -pese a lo cual no tomó medidas-, las acusaciones llegaban hoy de la Unión Europea. El comisario de protección del consumidor, David Byrne, asegura que el ministro recibió en marzo un informe comunitario en el que se le alentaba a prepararse ante el peligro de que se extendiera la EEB, en unas declaraciones que adelantó hoy el dominical Welt am Sonntag. Las palabras del comisario contrastan con las del ministro, que aseguraba el viernes que hubieran sido necesarios dones adivinatorios para prever la evolución de los hechos. Las autoridades europeas no parecen demasiado contentas con la actitud germana, después de que un estudio detectara la existencia de harinas cárnicas en la alimentación de algunas vacas alemanas, pese a estar prohibido a nivel comunitario también acusó a Berlín de mantener una política de información errónea y no aclarar la situación de forma completa a los consumidores. La aparición de la primera "vaca loca", el 24 de noviembre en el estado de Schleswig-Holstein, estalló como una bomba en el país y originó una rápida aplicación de medidas. Las más destacadas fueron la extensión del veto de piensos cárnicos a todos los animales de consumo humano y la obligación de realizar pruebas de detección rápida a todas las vacas mayores de treinta meses sacrificadas. La aparición constante de nuevos casos no ha hecho más que aumentar la alarma de los ciudadanos, que han dejado de consumir masivamente carne de vacuno.
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