La joven señora lo advirtió. "Si tomo aunque sea poco, me da por reír". Pero insistieron que tomara "sólo una copa". Entonces comenzó el espectáculo... Primero fueron algunas risas que no llamaron la atención. Se suponía que estaba alegre en ese momento. Luego las risas aumentaron".
A los pocos minutos, la dama reía sin poder detenerse. Esto preocupó a quienes la observaban. Al aumentar las risotadas su marido tuvo que intervenir.
Amablemente la llevó al baño.... ¡y la metió en la ducha! El agua fría pudo calmar las histéricas risotadas.
En otra ocasión la borrachera la sufrió un varón muy serio. Al subírsele las copas a la cabeza, comenzó a decir chistes colorados.
Su mujer no lo podía creer. El sujeto horrorizó a más de uno que no se explicaba lo ocurrido.
Es que el alcohol rompe las inhibiciones. Y hace salir a veces "la bestia" que dicen algunos psicólogos que ocultamos todo los seres humanos.
Tal vez eso explica la conducta de un conocido mío. Devoto religioso una vez se pasó de tragos y comenzó a enamorar a cuanta mujer podía.
Casi hay un divorcio esa noche. Imagino las recriminaciones que le harían al señor, y las miles de excusa que daría por una conducta impropia.
Otro sujeto tiene una reacción peor. Comienza a ver con ojos amorosos... a otros hombres.
Algunos bellacos se aprovechan de la gente borracha. Más de una jovencita lamenta hoy haberse jumado porque un bandido la violó.
Una vez me tocó ver una fotografía de una alumna en mala pose, tomada por sus propios compañeros de juerga.
Ya sea Ud. joven o persona mayor, tenga cuidado con pasarse de copas.
Lo mejor de todo es no probar licor, aunque sus amigos lo critiquen.
Siendo el licor una droga legalizada, está al alcance de todos, incluyendo niños precoces. Conozco gente que se ha arruinado la vida, o no logró el éxito que se merecían, por culpa de beber en exceso.
Una cosa es el llamado "tomador(a) social" y otra el borracho. Los periodistas sabemos de esto, porque a veces estamos rodeados de esas tentaciones.