La policía de Irak arrestó a decenas de sospechosos tras los dos ataques suicidas con coches bomba que dejaron 66 muertos en ciudades santas chiítas e incrementaron el temor a que se desate la violencia generalizada durante los comicios del 30 de enero.
En Nayaf, escenario del más sangriento de los ataques coordinados del domingo, el gobernador dijo que la policía había capturado a 50 sospechosos. La policía detuvo a cinco más en Kerbala, el sitio de la otra explosión.
El gobernador de Nayaf, Adnan al-Zurfi, dio a los reporteros pocos detalles sobre los hombres que estaban bajo custodia, pero dijo que almenos uno de ellos tenía un pasaporte de otro país árabe.