Este año los panameños hemos visto un aumento desmedido del costo de los alimentos, por encima del que tradicionalmente se observa para las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Al margen de las razones que puedan tener los productores que se vieron golpeados por las intensas lluvias, parece que la especulación es el principal sustento de este incremento.
Informes preliminares hablan de un aumento del 28%, solo en los alimentos básicos que componen la cena de fin de año, es decir, el pavo, el jamón, el arroz, las papas y las zanahorias. Esto, sin contar el resto de los productos que acompañan estas celebraciones.
Otros informes sostienen que el valor de la cena navideña representa el 38.7% del costo total de la canasta básica familiar y el 93.2% del salario básico en Panamá.
El sector agropecuario argumenta que este incremento se debe a que la producción nacional bajó en un 40% durante el 2010, debido a la cantidad de lluvias que cayó. Lo cierto es que no tenemos por qué poner en duda las aseveraciones de los productores; el problema no está allí, radica en la diferencia de precios con que llegan al consumidor los productos cuando pasan por manos de intermediarios.
La cena de Navidad y Año Nuevo de los panameños cada vez se hace más exigua. Hay que ser conscientes de los problemas que enfrentan nuestros productores con el alza de los insumos y las inclemencias del tiempo. Sin embargo, hay que tener en cuenta también que alguien en la cadena de suministro no está siendo justo con los consumidores.