No importa qué fecha se celebre. Puede ser Día de las Madres, Navidad o cualquier cumpleaños. Lo cierto es que la persona que recibe el obsequio siempre critica lo que recibe.
En el caso de las madres, hay unas que salen diciendo: "Otra vez una bata"; "¿Otro camisón?; "Siempre una licuadora". Aunque el que regala no tiene creatividad para regalar, usted no tiene por qué criticar algo que se ha realizado con amor.
¿Qué es lo que realmente vale en los regalos navideños o de cualquier tipo? ¿Acaso es la apariencia de que fue costoso? ¿La marca será quizás? ¿O la etiqueta que tiene pegado el papel de regalo, y que delata que fue comprado en un almacén yeyé?
Si vamos a juzgar a nuestros seres queridos por el billete, mejor pidamos la plata, y así se evitan todos un episodio triste y bochornoso.
Póngase a pensar que al menos su su familiar pensó en usted y se tomó el tiempo para visitar los muy concurridos centros comerciales, formó la fila donde forran regalos para que usted recibiera algo este viernes.
No sea una mal regalado. Siempre reciba los regalos con una sonrisa, pues pueda que quien le regaló no tenga mucho dinero o a lo mejor gastó todo lo que tenía en ese regalito.
Recordemos que un presente no se debe pedir en los que va adentro, sino por el amor con que se dio ese presente.
Claro está que los panameños deben ser más originales a la hora de dar un regalo. Hay veces que nos dejamos llevar por el bombardeo publicitario y corremos a comprar esos estuches con fragancia y lazos puestos para salir del paso. Debemos analizar realmente cuáles son las necesidades o deseos de nuestras madres y sorprenderla con eso que le gusta, pero con amor.
Por favor, no hagan como ese panameño que un día se le ocurrió la brillante idea de regalarle un equipo de sonido a todo meter para el auto de su mamá, pero adiviven qué. El muchacho era quien manejaba el vehículo. Eso fue una verdadera burla.
Nuestras mamitas deben ser equilibradas a la hora de recibir presentes para esta fecha. Si se repite el panti, la bata o las pantuflas, cójanlo y ya. Esas vainas siempre hacen falta.
Los niños tampoco deben ponerse en vainas con los regalos hechos por sus papás con tanto sacrificio. Reconozcan que eso de matarse todo el año trabajando y ahorrar en ese tiempo también para complacerlos, en vez de usar ese mismo dinero en gastos necesarios e imprevistos, es un acto de verdadero amor y desprendimiento.
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