Gran parte de las bondades del salmón provienen de su grasa, rica en ácidos grasos poliinsaturados Omega-3. Estas sustancias grasas participan en infinidad de procesos fisiológicos y estimulan en el cuerpo a las sustancias antiinflamatorias, antihipertensivas y protectoras, ayudando a:
- Combatir enfermedades como el asma o la artritis.
- Mejorar la actividad cerebral y la capacidad de memorizar y aprender.
- Reducir el riesgo de ataque cardíaco, debido a la acción anticoagulante de sus componentes.
- Prevenir la aparición y diseminación del cáncer de mama, al reducir el efecto de los estrógenos.
- Prevenir la depresión y el Alzheimer, debido que son un componente clave de las grasas del cerebro.
- Disminuir la arterioesclerosis y otros males cardiovasculares, debido a que reducen en la sangre y las arterias, las grasas como el colesterol y los triglicéridos.