En un día tan especial, celebramos a la mujer que como esclava vamos a tratar. Le regalaremos planchas, escobas y trapeadores, le daremos todo lo que necesita para hacer sus labores. Quizás nos lleguemos a apiadar de ellas o intentemos calmar nuestras culpas, comprando sus perdones por nuestros errores, con prendas, perfumes y bombones.
Nos levantaremos temprano en la mañana, para felicitarla y mimarla, le diremos lo mucho que la queremos, le preparemos el desayuno, la llenaremos de halagos, bendiciones y festejos. Todo será maravilloso durante ese corto momento, luego será tiempo de continuar, de dejarla fregar, trapear y arreglar. De soportarnos, tolerarnos y seguir amándonos, todo sea por un día al año, en que todo lo solucionaremos con regalos.
Hay todo tipo de madres y hay todo tipo de hijos; están las abnegadas, las dejadas y las descaradas, están las amorosas, las controladoras y las maltratadoras; están los hijos juiciosos, los rebeldes y los descarriados, están los crueles, los tiernos y los secos; para cada madre hay un hijo, a veces hacen juego y algunas veces una de las 2 partes desearía que el otro no hubiera existido.
Pero este mensaje de felicitaciones va para las madres abnegadas, las amorosas, las inexpertas y las que, como todo ser humano se equivocan; para aquellas que se culpan y les duelen las acciones de sus amados hijos; para las que han sido olvidadas o tomadas por esclavas; para aquellas que en vez de celebrar este día lloran sobre una tumba. Para las que son maltratadas física y mentalmente. Para esas madres, que lo único que conservan es la felicidad del embarazo, la primera vez que lo vio y cargó, su primer diente, su primer paso, su primera palabra y la incomparable felicidad del primer abrazo. Para aquellas mujeres que no les importan los vacíos regalos, para las que lo único que realmente quieren es un verdadero y sincero: Te Amo.