Fue descrita por vez primera en Ohio (EE.UU.) a principios del siglo XIX, apareciendo en Europa en 1862 y, concretamente en España en 1875. Está ampliamente distribuida en los diferentes continentes.
El virus de la peste porcina clásica (VPPC) suele penetrar en el organismo por ingestión, inhalación, piel, o semen. Una vez en el animal, el virus se replica en amígdalas (infección oral o nasal) o en los ganglios linfáticos regionales (vaginal, piel). Tras una primera fase de replicación el virus pasa a la sangre produciendo viremia (virus circulando en la corriente sanguínea) de 12 a 20 horas post infección hasta varias semanas. Tras esta fase, el virus se localiza en los órganos diana (bazo, ganglios, riñón, pulmón, médula ósea) donde se producen nuevas replicaciones víricas y las lesiones características de carácter hemorrágico.
Se asocia mucho con Erisipela, pero lo que un porcicultor mira es fiebre, postración (posición de perrito) en algunos casos diarrea, temblor, los cerdos se agrupan como que tuvieran frío, manchas rojas en orejas y vientre. La PPC puede cursar con una enorme variedad de manifestaciones clínicas y anatomopatológicas dependiendo de la virulencia de la cepa, del estado inmunitario y edad del animal.