Los hombres, por naturaleza, tienden a comer todo lo que se les antoje, la mayoría no toma en cuenta si el alimento tiene mucha o poca grasa, cómo se preparó y menos les importa la cantidad de comida que consumen.
Pero es necesario tener presente ciertos tips que beneficiarán tu salud, sobre todo si eres de los que gusta de comprar "comida" en la calle, aunque el mejor consejo es tratar de comer siempre alimentos preparados en casa.
Estas son las cosas que se deberían evitar cuando se come afuera.
- No comer empanadas en una parrillada. Cuando vas a una parrilla, debes optar por los platos que provengan de las brasas. Jamás pidas una empanada, ya que muchos locales utilizan los recortes de carne asada para su relleno.
- No pedir ensalada Caesar. La salsa en su receta original lleva yema de huevos crudos y con ellos, el riesgo de contraer salmonella.
- No probar el pescado del día. La pesca del día no es otra cosa que una trampa literal -y literaria- del menú.
- No pedir ceviche en cualquier lugar. La preparación de este alimento es muy delicada. Su preparación requiere pescado bien fresco y, dentro de lo posible, con sus ingredientes originales. El local en donde lo venden debe inspirar confianza.
- No solicitar aceite de oliva Extra Virgen. Estamos sentados en un bodegón. Todo pinta bien: ambiente, platos, pan y vino. Hasta que pedimos que nos traigan el aceite de oliva para condimentar la ensalada verde. Entonces, acercan un líquido opaco, espeso y rancio, se parece al de oliva, pero en realidad debe ser un aceite común.
- No pedir mariscos. Los mariscos, cuanto más frescos mejor. Incluso vivos, si es posible. Del mar a la olla. ¿Cómo adivinar la edad y suerte de ese mejillón gratinado? ¿Hace cuánto abandonó su océano y transita por el patíbulo gastronómico?
- Cuando se pide postre, se debe tomar en consideración lo que se ha comido anteriormente porque la elección de un postre muy exótico puede causar malestar estomacal.
- Evitar la "sugerencia del chef". Siempre hay que almorzar a la carta. El menú ejecutivo será la opción más económica, pero si se puede, lo mejor es esquivarlas, no olvide que lo barato al plato sale caro en digestión. La fuente de inspiración de los famosos menú ejecutivo proviene de lo primero que el cocinero tiene a mano.