No es normal ver como los aficionados de los Knicks de Nueva York no se metieron con su equipo después de que fuera humillado por 101-119 frente a los Cavaliers de Cleveland y el motivo estuvo en que el verdugo había sido LeBron James, a quien adulan para que sea su próximo ídolo.
James es consciente del valor que tiene para el mundo neoyorquino y sólo necesitó tres cuartos para demostrar que si le pagan el dinero que vaya a pedir estará en los Knicks.