Jose Ramon Guizado, quien fuese vicepresidente de José Antonio Remón Cantera, es investido con la banda presidencial, tras ocurrir el asesinato de Remón. Guizado ocupó la Silla Presidencial del 2 de enero de 1955 (día del magnicidio) al 29 de marzo de ese mismo año. Más tarde, Guizado sería investigado y apresado en relación con el crimen, y al final fue dejado en libertad en 1957.