Varios centenares de personas convocadas por activistas surcoreanos e internacionales se enfrentaron ayer a la Policía en Seúl, al comienzo de la cumbre de los líderes del G20, sin que se informara de detenciones.
Miembros de organizaciones sindicales surcoreanas y estudiantes se unieron a activistas venidos de Europa, Japón, Estados Unidos, África y Latinoamérica para pedir a los líderes mundiales que "el pueblo deje de pagar por la crisis" y se escuchen sus demandas.
Los manifestantes gritaron consignas contra el G20 y demandaron estabilidad laboral, una justa distribución de la riqueza, que se pongan fin a los acuerdos de libre comercio de Corea del Sur con la Unión Europea y EE.UU. y que no se salve a los bancos con el dinero público y de la clase obrera.
En un comienzo, la concentración se mantuvo en los aledaños de la estación de Seúl, relativamente lejos del complejo del COEX, donde los jefes de Estado y de Gobierno se reunirán mañana tras inaugurar hoy la cumbre con una cena de trabajo.
No obstante, varios activistas consiguieron romper de manera violenta el cerco policial para ir hasta la cercana estación de Nampyeong, en una marcha que finalmente se desarrolló sin más incidentes.
Al término de la protesta varios centenares de policías cercaron a los manifestantes con autobuses y vallas móviles, sin que se produjeran más que pequeñas trifulcas y una fogata que fue sofocada.