¡Qué tristeza cuando un joven, que apenas empieza a saborear la vida, manifiesta cansancio de ella!
La madrugada de ayer, lunes, en la sala de urgencias del Hospital Santo Tomás el ambiente se sintió pesado. Las vibraciones negativas se esparcieron hasta la sala donde los familiares esperaban, ávidos, noticias buenas de sus seres queridos en las camillas, cuando de pronto ingresó un jovencito que no alcanza los 18 años, porque había atentado contra el regalo de Dios: la vida.
El muchacho deberá recibir terapias profesionales de autoestima, y la familia, pedir sabiduría al Creador.