Habla del tema con modestia, a pesar de contar con la experiencia de 37 años ininterrumpidos dentro del folclore. "No reclamo como propio nada de lo que hemos intentado resaltar a lo largo de estos años, el folclore es un legado generacional - es de la colectividad y nadie es dueño", asegura.
Sin embargo, son reconocidos sus aportes en la promoción cultural de bailes, cantos y vestuarios, principalmente de grupos negros. Todo a través de su agrupación insignia: Panamá música y danza, gran ballet folclórico.
ANECDOTA
Curiosamente, su primer encuentro con los congos fue desagradable. Era un muchacho de 12 años. De visita en Portobelo se dirigía a una tienda, cuando se encontró en medio del popular ritual. "Yo no era del pueblo y, como es costumbre, no solo intentaron asustarme colocándome una iguana en la cara, sino que me corretearon y mi padrastro debió pagar 25 centavos como multa simbólica de rescate", recuerda.
INICIOS
Se inició en las actividades folclóricas como miembro del conjunto de la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía. "Después de observar un ensayo, pedí formar parte del grupo inmediatamente, pero exigían estar en cuarto año. Al siguiente período escolar, lo primero que hice fue inscribirme", menciona. Lo cierto es que nunca más se desligaría del folclore; primero bailando, luego dirigiendo agrupaciones.
SURGE UN SUEÑO
En 1980, asiste a una presentación de gala del renombrado Ballet Folclórico de México. "Fue lo más maravilloso que había presenciado en mi vida, desde el punto de vista del folclore", dice en referencia a la variedad y continuidad de un solo espectáculo, pero con danzas y cantares de diferentes regiones.
"Salí convencido de que en nuestro país existía suficiente diversidad cultural para montar un espectáculo folclórico a ese nivel, de por lo menos dos horas mostrando a Panamá en todas sus facetas".
A LO PANAMEÑO
Así organiza Panamá música y danza, gran ballet folclórico; que actualmente despliega un elenco de 80 artistas en escena, entre murga, cantores de décima y bailarines. Su propuesta personal consiste en mostrar el arraigo de las tradiciones y al mismo tiempo su esplendor.
Es un viaje a lo panameño que inicia con una "antología indígena" mostrando cuadros Ngöbe-Buglé, Emberá Woonám y Kunas; pasando por la pollera, el tamborito, bailes de Chiriquí, Cumbia Chorrerana, y sobre todo, bailes de la etnia negra.
SU LEGADO
En 27 años al frente del Gran ballet, Edmundo De La Cruz, ha logrado romper tabúes sobre la concepción de lo estético dentro del folclore.
Explica que también muestra los ritmos del Tambor bullerengue de Darién y el Calipso anfroantillano de Bocas del Toro.