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Lunes 29 de octubre del 2001. La Segunda Flota a bordo del portaaviones John C. Stennis está por zarpar de San Diego hacia el Golfo Pérsico. Cientos de soldados acuartelados y listos para emprender su misión en la lucha contra el terrorismo. No verán una mujer en mucho tiempo. Por eso, la mismísima Pamela Anderson se acercó a darles la despedida.
El cuadro invitaba a ejercitar el morbo: una rubia de rojo furioso, escote profundo, desbordando exhuberancia por un ajustadísimo vestido que apenas podía contener lo que inevitablemente ejercía presión, rodeada de soldados-marineros (ya todos conocemos los chistes de marineros).
¿QUE IBA A PASAR EN ESE BARCO?
En realidad nada más que unas cuantos autógrafos sobre unos cuantos pósters de Pamela envuelta en la bandera estadounidense (la misma foto que fuera tapa de la revista George en 1998), para inspirar a las tropas en momentos difíciles. |
