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Inicio estas breves reflexiones reconociendo que el título bajo el cual coloco las mismas, puede tener un sabor poco agradable, puesto que es harto sabido entre nosotros que el término chombo tiene una pesada carga despectiva con respecto a los panameños y panameñas de ascendencia antillana. Pero justamente fue algo de eso, un sabor amargo por decir lo menos, lo que dejó en el paladar (y en el alma) de miles de televidentes esa expresión, cuando fue elaborada por uno de los anfitriones de un programa de opinión quien señaló que en Panamá "ya no veremos a más chombos vestidos de general".
El pasado martes 30 de octubre, durante el desarrollo de "Conversando", programa que produce y dirigido el ex-ministro de Gobierno y Justicia, Juan Bautista Chevalier, en un nuevo canal de televisión local, se abordó el tema del uso de los símbolos patrios durante la celebración de las efemérides del mes de noviembre. Sobre el particular, las autoridades de educación indicado, grosso modo, que quedará prohibido utilizar dichos símbolos en objetos, automóviles, vestuarios, y otros.
En el programa de televisión aludido, luego de agotada la discusión del tema, uno de los co-anfitriones, en un infortunado ejercicio de síntesis, y con plena conciencia de su actuación, utilizó la frase antes citada. Se ha empleado ese término, históricamente, como un epíteto de descalificación social de los (as) afrodescendientes, particularmente, de aquellos de ascendencia antillana. La expresión vino a cuento para subrayar que, con la reciente medida adoptada por la actual dirección del Ministerio de Educación, las negras y negros panameños que le rinden honores a la patria durante los desfiles, ya no podrán lucir los colores azul, blanco y rojo en sus uniformes.
Ese señalamiento, de hondo contenido racista, se suma a una larga lista que los (as) afropanameños (as) hemos tenido que afrontar, en este país, y contra los cuales seguiremos luchando. En esta oportunidad, la agresión provino del entorno familiar del ex-ministro Chevalier y gozó de la anuencia de este. Ayer (1941), fue su mentor político quien sancionó una Carta Magna con igual contenido.
Con casi cincuenta años a cuestas, muchas mañanas, al despertar, me interrogo si en lo que me resta de vida alcanzaré a ver un país, no sin chombos vestidos de general, que en todo caso me luce como una alegoría patriótica durante los desfiles del mes de noviembre, sino un país libre de racistas. Y digo lo anterior aún bajo el riesgo de que por enésima vez se me tilde de "acomplejado". Total, qué carajo importa eso si entre un racista y yo existe una inconmensurable distancia ética que se inclina a mi favor.
*El autor es abogado y escritor. |
